Provoca sonrojo escuchar de labios de la presidenta Cospedal a preguntas de un periodista en una reciente entrevista en un canal privado de TV acerca de los miles de casos de corrupción en España, un lacónico... “si hay miles de políticos corruptos, también hay miles de políticos que no lo son…” ¿Acaso quería decir que es un mérito, cuando la obligación de todo servidor público es ser honesto? Por el contrario, en UPyD, “consideramos que un sólo corrupto en las instituciones ya es más de lo que debemos admitir”, expone Cámara.
La formación magenta apuesta por establecer mecanismos internos en los partidos para que funcionen no sólo como elementos disuasorios, sino también como correctivo para quienes cometan irregularidades desde cualquier gobierno.
En este sentido, UPyD también propone incorporar al Código Penal la financiación ilegal de los Partidos políticos, así como el enriquecimiento ilícito de los cargos públicos. Porque para este partido la corrupción no es simplemente una cuestión de conductas ilegales, poco éticas o reprobables. “Se trata también del uso que se le da al dinero público. Mientras unos meten la mano en la caja, muchos ciudadanos se ven privados de su legítimo derecho a recibir una asistencia sanitaria de calidad; se menoscaba el derecho de muchos ciudadanos a recibir imprescindibles prestaciones por desempleo o en cumplimiento de la prácticamente pulverizada Ley de Dependencia recibir ayudas sociales a quienes tienen legítimo derecho a ella”.
Para este partido “la regeneración democrática ha de ser más que un eslogan y la mejor manera de demostrar que lo es, pasa por aportar pruebas de que los partidos políticos censuran conductas corruptas, como las denuncias llevadas a cabo por la Formación magenta en el caso de las tarjetas opacas, donde, por cierto, ningún usuario pertenecía a UPyD”.