La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 1993 la decisión de declarar el 22 de marzo de cada año como Día Mundial del Agua, al objeto de consagrar este día, entre todos los Estados, a la celebración de actividades para fomentar la conciencia publica en la necesidad de conservar nuestros recursos hídricos.
En nuestra comunidad autónoma, en nuestros pueblos y ciudades, somos muy conscientes desde hace décadas del problema del agua, con el río Tajo y su histórico trasvase como ejes centrales hasta ahora de toda la presión de la política hidrológica en España. Una situación, siempre difícil, que demuestra nuestra solidaridad a lo largo del tiempo, pero que se complica más si cabe cuando en estos momentos nos encontramos en prealerta por sequía y a las puertas de posibles problemas de abastecimiento y para nuestro campo.
Por ello, quiero aprovechar la celebración del Día Mundial del Agua para llamar la atención a todos a la hora de definir ya, de una vez por todas, los límites y las fronteras que no podemos olvidar en materia de agua. El Tajo es un río expoliado y gravemente enfermo con unas condiciones de calidad y de caudal que se encuentran muy por debajo de lo que marcan todas las normativas. Todo, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años para mejorar la calidad de sus aguas. Se ha avanzado, pero no es suficiente.
En sus documentos y conclusiones sobre el nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Tajo, los técnicos responsables de la Confederación Hidrográfica del Tajo, apuntaban la necesidad de establecer nuevos caudales ecológicos en el río, una reserva estratégica en los pantanos de cabecera de Entrepeñas y Buendía para garantizar el abastecimiento de Castilla-La Mancha y Madrid. Y como consecuencia de estas dos consideraciones anteriores, añadían la imperiosa necesidad de replantearse si hay agua excedentaria para trasvasar al Levante.
Ya es hora de que haya un acuerdo nacional sobre el agua, pero antes debemos alcanzar un Pacto por el Agua en Castilla-La Mancha, que debería liderar el Gobierno regional, para que tengamos voz y podamos decir, como hacen en Aragón, en Murcia o en la Comunidad Valenciana, hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nuestra región.
Quiero que haya un Plan Hidrológico Nacional y ante ello, puede haber dos opciones: La de quienes no quieren que haya más trasvases, y entonces tendremos que decirles que no puede haber ninguno, y la de quienes quieren que haya más trasvases, y a esos tendremos que advertirles que no puede ser que solo haya uno, el del Tajo.
La suerte del río Tajo está en nuestras manos y su futuro podemos decidirlo entre todos, desde el acuerdo y el diálogo, si bien es cierto que para ello es precisa una mayor determinación y compromiso desde Castilla-La Mancha. Necesitamos una posición clara y definida, sin ningún tipo de ambigüedades para defender que el Tajo siga siendo lo que siempre debería ser: un verdadero río.
Emiliano García-Page Sánchez
Alcalde de Toledo y Secretario General del PSOE de Castilla-La Mancha
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