Para librarte de las multas, lo primero y más recomendable es, por supuesto, respetar siempre los límites de velocidad establecidos. Pero “conocer a tu enemigo” nunca está de más: aquí tienes los tipos de radar que existen y cómo evitarlos.
Tipos de radar
• Radares fijos. Están en cabinas y se colocan en pórticos, postes o márgenes de la carretera; estos últimos pueden controlar hasta 4 carriles.
• Radares móviles. Situados en los coches de la Guardia Civil (oficiales o camuflados) o en helicópteros, como el famoso Pegasus. Funcionan tanto en movimiento como con el vehículo parado.
• Radares de tramo. Casi todos están en túneles. Una cámara se sitúa al comienzo del tramo que se va a vigilar y la otra, al final; graban todos los vehículos que entran en el área controlada y calculan el tiempo que tardan en salir. Si es menor que el estipulado, significa que la velocidad ha sido mayor que la permitida, lo que origina la sanción.
Cómo evitar los radares de tráfico
• El primer truco es el más evidente: respeta siempre los límites de velocidad de la vía por la que circulas.
• Avisadores de radar. Permitidos por la ley, se integran en la mayoría de navegadores GPS. Emplean la base de datos de la DGT (Dirección General de Tráfico), obligada a revelar la ubicación de los radares fijos, pero no la de los móviles: no tendrás alertas sobre estos últimos.
• Detectores de radar. Ahora mismo disfrutan de un “vacío legal”, pero esta situación cambiará (previsiblemente) con el nuevo Reglamento de la Circulación, que propone prohibir cualquier sistema que avise al conductor de la presencia de radares móviles y/o camuflados.
• Inhibidores de radar. Están completamente prohibidos; un dispositivo de este tipo es ilegal y puede acarrear una multa de 6.000 euros y la retirada de 6 puntos del carné. Los responsables de su instalación se enfrentan, además, a sanciones de hasta 30.000 euros.