Desde 1998 la I.V.H. de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la columna convoca a sus hermanos en particular y a la comunidad nazarena en general, al tradicional vía crucis del primer viernes de Cuaresma. La imagen de nuestro Señor azotado, que gubiara en 1940 D. Luis Marco Pérez, volverá a cruzar las calles del popular barrio de San Antón mientras que las distintas estaciones del vía crucis son rezadas por el pueblo fiel que acompaña al Señor Amarrado a la columna.
El artista elegido por la hermandad para que realizara el cartel anunciador del Vía Crucis ha sido Diego Forriol, quien ha plasmado en su trabajo esta cita tan especial. En el cartel se contempla la imagen del Señor acompañada por los devotos y envuelta por ese clima tan singular que envuelve esta celebración tan especial para la hermandad y la ciudad de Cuenca. Servirá también como momento de encuentro para hermanos, fieles y miembros de la comunidad nazarena, antesala de los desfiles procesionales de nuestra Semana Santa.
A las 19.15 h tendrá lugar la misa de Cuaresma que será oficiada por Monseñor Yanguas. El acompañamiento musical correrá a cargo del Coro de Cámara Alonso Lobo. Con motivo de esta celebración, se va a estrenar la misa “Sepulto Domino”, compuesta por D. Luis Carlos Ortiz, director de la misma.
Pero no será esta la única novedad de este Vía Crucis. Por primera vez, la imagen del Señor Amarrado irá acompañada por un trío de capilla “Trío de Capilla de Cuenca” que, con su formación habitual (clarinete, oboe y fagot) pondrá una novedosa y singular banda sonora que se alternará con el canto del pueblo fiel, buscando que, a través de la música, nos llegue al alma nazarena este acto penitencial.
A las 20.00 h volverá a abrirse el dintel del templo Antoniano para que nuestro querido Amarrao la cruce y nos permita acompañarlo, un primer viernes de cuaresma más, a hombros de los banceros que lo portaron el último Jueves Santo, por su barrio de San Antón envuelto por el aroma del incienso, el frío de la noche de febrero y las dulces notas que crearán un momento propicio para la oración y la reflexión.