La expedición cultural Ruta INTI completó esta semana la primera fase de su aventura mexicana "El misterio de las selvas de Kukulcán", llevando a unos 150 jóvenes del mundo a seguir los caminos blancos que dibujaron el movimiento de la polifacética civilización maya, contemplando algunos guiños de su arquitectura prehispánica en la región.
Tras dar los primeros pasos en Cancún, Valladolid y Chichén Itzá, la campaña inteña se dirigió hacia el interior de la península para llegar a la Hacienda Tabi. Punto de inicio de una caminata que los integrantes realizaron durante tres días, combatiendo el sol y los desafíos de la geografía yucateca.
"Nuestros ruteros recorrieron 60 kilómetros desde la Hacienda Tabi, atravesando los antiguos sacbes del mundo maya —ahora convertidos en carreteras— uniendo las ciudades tributarias de la gran Uxmal, Labná, Kabah, Sayil y Xlabpak, recorriendo toda la selva de la Ruta del Puuc", celebró el director de la expedición Ruta INTI, Fernando Enríquez.
Otros de los destinos que marcó el itinerario de la edición anual, fue el yacimiento arqueológico de Calakmul en la región de Petén. Una ciudad maya de gran importancia durante el periodo clásico, que destacó no sólo por sus impresionantes templos y construcciones, sino también por su poderío político, económico y religioso.
Rodeados de selva y a sólo 30 kilómetros de los límites con Guatemala, los expedicionarios pudieron subir los 45 metros de la Gran Pirámide, observar las inscripciones jeroglíficas de la Estructura de las Estelas y dar paso firme al interior de la antigua ciudad.
"Pocas maneras más idóneas se me ocurren para la comprensión histórica de los orígenes del Mayab —nombre original de la Península de Yucatán— que despertando en un antiguo museo arqueológico, adentrarnos en la selva y visitando este yacimiento excepcional", comentó el historiador guadalajareño Fernando Maldonado, uno de los 16 becarios que integran la expedición Ruta INTI 2023.
Y agregó: "Me atrevo a afirmar que todos y todas las ruteras agradecimos subir y perdernos sobre estas construcciones, más alejadas de la turistificación que otros complejos, despertando nuestras curiosidades y sentidos. Desde una perspectiva personal, me hizo reconectar con aquel estudiante de historia que veía pasar dispositivos con la ilusión de poder llegar algún día hasta estos lugares".
A lo largo de las dos primeras semanas, la comunidad inteña tuvo la oportunidad de participar de una amplia gama de aulas y talleres impartidos por expertos o ruteros. Uno de ellos fue en el puerto de Campeche, punto estratégico para el intercambio de bienes y conocimientos de la civilización maya, en la que los ruteros escucharon la experiencia del doctor Alberto Velásquez Solís, fundador de la Universidad Intercultural de Campeche.
"En la charla con Beto, los inteños tuvieron la oportunidad de conocer la cultura maya desde los ojos de su pueblo, preguntar sobre la realidad cultural y los retos que afrenta. La UIC es un proyecto motivador, esperanzador, con el que preservan el conocimiento y cosmos de esta increíble civilización", señaló la antropóloga Marina Alonso, monitora del Grupo 3.