El Grupo Operativo Resinlab (GO-Resinlab), red de territorios para el impulso de la actividad resinera, ha finalizado sus trabajos de investigación de nuevos métodos de resinación con pica mecanizada en Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León y considera que la pica con taladro puede tener futuro pero, para que el método sea rentable, se necesita introducir mejoras en la técnica y en la herramientas y así como en la gestión de los Residuos y los procesos de extracción de la resina de las bolsas colectoras.
El investigador y profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha, Daniel Moya, presentó los resultados de los ensayos de mecanización en la jornada final organizada por el GO-Resinlab en León los días 2 y 3 de marzo, donde explicó también cuál ha sido la metodología llevaba a cabo en los ensayos. Así pues, en la campaña 2021 se contó con seis parcelas de ensayo localizadas en Huerta del Marquesado (Cuenca), Tabuyo del Monte (León), Tardelcuende (Soria), Nieva y Cuéllar (Segovia) y en Gata (Cáceres). En cada una de ellas se tomaron 390 pies para el ensayo divididos en tres bloques de 130 pies donde 55 se reinaron con taladro, otros 55 con pica tradicional, 8 pies se resinaron con taladro pero sin pasta estimulante, 8 con pica tradicional sin estimulante y 4 pies se dejaron sin abrir (pies de control).
En esta primera campaña de experimentación, se observó que la pica mecanizada produjo menos resina que la pica tradicional: “en Gata un 9,14% menos; en Cuéllar un 35,10% menos; en Nieva un 30,53% menos; en Tardelcuende un 78,72% menos; en Huerta del Marquesado un 64,90% menos y en Tabuyo del Monte un 56,57% menos. Además, vimos que la pasta estimulante usada (pasta negra o preta) parecía producía daños en el árbol y parecía reducir la producción, por lo que para la campaña 2022 decidimos cambiar de estimulantes a pasta brasileña o pasta Cunninhgam (con menor porcentaje en ácido sulfúrico) a la vez que también introdujimos otras mejoras en la metodología”, explicó Moya.
En 2022 se sumaron Cobeta (Guadalajara) y Garbayuela (Badajoz) a las parcelas de ensayo del GO-Resinlab. En esta campaña la producción de resina con pica mecanizada también fue menor respecto a la pica tradicional en Tardelcuende (un 13,9% menos), en Tabuyo del Monte (un 24,6% menos), en Nieva (un 52,8% menos), en Cuéllar (un 43,6% menos), en Garbayuela (un 19,6% menos) y en Cobeta (un 31,5% menos). Sin embargo, en Huerta del Marquesado la producción fue similar (sólo un 3,8% menos) e incluso en Gata la producción aumentó un 9,8%.
Ivan Fraile, resinero que ha participado en los ensayos del proyecto en la parcela de Huerta del Marquesado (Cuenca), ha opinado que: “es cierto que el taladro produce, pero lo que hemos observado es que la pica tradicional produce algo más y para hacer una valoración también hay que ver otras muchas más cosas, hay que ver todo en conjunto porque la pica mecanizada tiene algunos factores a favor, como el tiempo que se ahorra el resinero al no tener que derroñar, pero también tiene otros en contra, por ejemplo la herramienta en sí es mejorable ya que las batería pierden potencia, la broca se desafila y luego influye también el tipo de pasta que se utilice. Además, hay que añadir, que la resina recogida con el método de taladro es de mayor calidad, entran menos impurezas en las bolsas. Sin embargo, a día de hoy no se paga la calidad, sino la cantidad”.
Fraile ha señalado que “necesitaríamos seguir investigado, este ensayo ha sido muy corto como para sacar conclusiones definitivas, se puede cambiar la metodología y posiblemente tendríamos otros resultados, habría que estudiar qué otras cuestiones técnicas se puede mejorar o dónde hacemos las picas…A día de hoy, en mi opinión personal, lo veo poco viable. Si se sigue investigando y se van introduciendo las mejoras necesarias que ya hemos observado en este ensayo, podría tener futuro, pero en la actualidad sigue siendo mejor el método de la pica tradicional”.
En la misma línea se ha pronunciado Basilio Rodríguez, ingeniero de Gea Forestal y que también ha participado en los ensayos en la parcela de Cobeta (Guadalajara): “en nuestro caso, en este último año de ensayo hemos introducido algunas mejoras en la forma de trabajo, por ejemplo, en lugar de hacer los agujeros en zigzag los hicimos hacia arriba en dos filas, pero la conclusión es la misma, la producción con la pica mecanizada es menor y a nivel de rendimientos no mejora mucho el sistema tradicional ya que más o menos empleamos el mismo tiempo porque a pesar de que con el taladro te evitas el derroñe, en otras tareas tardas más que con la pica, por lo que lo que ahorras por un lardo lo pierdes por otro”. Y ha añadido que “como forma de trabajo en zonas complicadas donde por ejemplo haya mucha pendiente, o para gente que quiera hacer campañas reducidas porque este oficio sea algo complementario, podría ser una oportunidad, pero a nivel productivo si te quieres dedicar al oficio resinero sigue siendo más rentable la pica tradicional”. El ingeniero también ha señalado al igual que Fraile que “los materiales de trabajo son mejorables porque las bolsas y los implantes siguen dando problemas y en cuanto al taladro tiene poca batería y las broncas no terminar de funcionar del todo, por lo que en ese sentido todavía queda mucho por avanzar”.
Kevin Villana, compañero de Basilio Rodríguez en la parcela de Cobeta, señala además que “el trabajo con el taladro en más polvoriento, por lo que sería necesario protegernos de alguna manera porque, a la larga, podría ser perjudicial todo lo que se aspiraría. Pero, si se introdujeran las mejoras oportunas que hemos observado, el taladro promete”.
Para el presidente de la Sociedad Cooperativa Pinaster de León, Alejandro García, que ha participado en los ensayos del Grupo Operativo Resinlab en la parcela de Tabuyo del Monte (León): “el proyecto ha sido un punto de partida muy interesante, aunque el método hay que desarrollarlo mejor para poder hacerlo rentable. Mi recomendación para la gente que trabaja de manera tradicional es que si lo que se busca es mayor producción, que se siga con el método de pica tradicional” e incide en que “el ensayo ha sido un buen pistoletazo de salida para proyectos futuros porque claramente tiene ventajas con respecto a los métodos tradicionales, pero necesitamos seguir investigando”.
García también ha señalado algunos “problemas” que se han detectado con los materiales: “el taladro se sobrecalienta y es necesario hacer varias pausas para evitar ese sobrecalentamiento o utilizar dos taladros, además la fresa se va desafilando con el uso por lo que requiere un sobreesfuerzo del taladro aumentando así su temperatura. Además, en cuanto a las baterías, en las pruebas no han dado problemas pero en un aprovechamiento con mayor número de pinos se necesita que las baterías duren más. Igualmente, por ejemplo, habría que realizar mejoras en los apliques, en las bolsas o en los codos”.
GO-Resinlab confirma la correlación positiva entre precipitaciones y presión de la resina y entre presión y humedad del suelo
Por otro lado, el Grupo Operativo Resinlab también ha llevado a cabo la monitorización de pinos ya que se plantea como una línea de investigación con gran proyección para la gestión forestal. Los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid que han trabajo con el GO-Resinlab en el monitoreo de los pinos en las parcelas de ensayo, Rosana López y Roberto Salomon, han declarado que “entender las respuestas de individuos y masas forestales a cambios en el medio es decisivo para la sostenibilidad y rentabilidad de la actividad forestal porque nos permite modelizar el estado de vigor, crecimiento y producción de la masa en escenarios futuros, facilitando de este modo la toma de decisiones”. En el caso que nos ocupa, la producción de resina, la modelización permitiría ajustar distintas variables del aprovechamiento resinero como la duración de la campaña o el periodo entre picas a la situación fisiológica de la planta optimizando los rendimientos y controlando el nivel de estrés al que se encuentra sometida la misma, asegurando en última instancia el buen estado de la masa y sostenibilidad del aprovechamiento.
La monitorización, que se ha realizado durante una campaña, ha medido diferentes parámetros fisiológicos del árbol: crecimiento diametral, flujo de savia, índice de verdor (relacionado con el estado sanitario y la capacidad fotosintética de la copa), la presión de la resina dentro del árbol y parámetros climáticos como la temperatura, la humedad relativa del aire y la humedad del suelo. “El objetivo era relacionar los parámetros de fisiología, presión de resina, producción y clima para optimizar rendimientos y modelizar la producción de resina”, explican los investigadores.
El muestreo se realizó en cuatro de las parcelas de experimentación que forman parte del GO-Resinlab: Gata (Extremadura), Tardelcuende (Soria), Cobeta (Guadalajara) y Huerta del Marquesado (Cuenca). En este último sitio de ensayo, según han indicado los investigadores, se han tenido problemas continuados con la recepción de datos. Se han monitorizado de 3 a 5 pies por parcela. La doctora Ingeniera de Montes y coordinadora de proyectos en Cesefor, Aída Rodríguez, coordinadora a su vez del GO-Resinlab, ha informado de que “en el diseño inicial del experimento se contempló la colocación de sensores durante toda la campaña de resinación 2022, pero los problemas de suministro de material electrónico provocaron que los sensores se recibieran tarde y finalmente se llevaron a las parcelas en julio”.
Los pinos objeto de estudio se seleccionaron en cada parcela de resinación con las siguientes premisas: pinos resinados por el método tradicional (pica de corteza o pica de rayón); rodal representativo del conjunto de la masa e información de interés que aportase el resinero. Tras la selección de los individuos, se procedió a la instalación de los diferentes sensores, baterías e instrumentos necesarios para el registro, almacenamiento y envío de datos a la nube vía redes GPRS, para su posterior análisis en trabajo de gabinete en la Universidad Politécnica de Madrid. Asimismo se procedió a la instalación de los equipos de monitorización TreeTalkers©, basados en tecnología IoT (Internet of Things), que envían datos a la nube vía redes GPRS. El equipo de monitorización TreeTalker consta de tres módulos: TT-cloud (para la transmisión de datos), TT-plus (que mide las variables fisiológicas –flujo de savia, variaciones diametrales del tronco y radiación multiespectral de la luz solar) y TT-soil (registra las condiciones climatológicas –temperatura y humedad del aire- y edafológicas –contenido de agua del suelo- del rodal). Se añadió también un sensor de presión de resina.
López y Salomón han afirmado que “la señal recibida por los sensores de savia era defectuosa y no hemos logrado registrar patrones coherentes. A menudo encontramos caídas en la presión de resina que pueden indicar cristalización de la misma por entrada de aire, por lo que han de ser también reinstalados a menudo”. Sin embargo añaden que “los problemas detectados son normales cuando se trata de instalar en campo sensores de este tipo que miden en continuo, por lo que siempre es adecuado en este tipo de trabajos repetir las mediciones tras un primer año de prueba”.
Así pues, a lo largo de la campaña de resinación 2022 “se ha observado una presión de resina baja y más o menos constante en todos los árboles, incrementándose de manera notable y rápida tras las lluvias debido seguramente a un aumento de la turgencia de las células epiteliales que rodean los canales resiníferos. Esta correlación positiva entre precipitaciones y presión de resina se ha corroborado con la relación positiva entre presión y humedad del suelo en todas las parcelas”. Es decir, tras un periodo de sequía muy acentuada con altas temperaturas durante el verano de 2022, alcanzándose los valores más altos en Gata, las tormentas y lluvias más frecuentes a partir de septiembre, incrementaron la presión de resina dentro del árbol.
En cuanto a la producción diaria: “cuando analizamos las variaciones de la presión de resina durante un mismo día, observamos que la presión de resina está estrechamente ligada a la temperatura. Es decir, en las horas centrales del día, en las que se alcanzan las temperaturas más elevadas, se alcanzan también los valores mayores de presión de resina dentro del árbol, mientras que durante la noche, a medida que bajan las temperaturas, también lo hace la presión de resina. Este comportamiento está probablemente causado por la variación en la viscosidad de la resina con la temperatura, de tal manera que temperaturas más altas, que aumentan la viscosidad de la resina, incrementen como consecuencia, la presión de la misma dentro del árbol”, explican los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid.
Finalmente, cabe destacar que “en cuanto a las variables fisiológicas de flujo de savia, variaciones de diámetro e índice de verdor de la copa, los resultados no son de gran calidad pero se observa en general un patrón de disminución del flujo de savia a medida que avanza el año, así como de índice de verdor de la copa y crecimiento nulo o incluso negativo que podría indicar una contracción neta de los árboles debido al déficit hídrico sufrido durante un verano con frecuentes olas de calor y muy pocas tormentas”.
Rosana López y Roberto Salomon concluyen que “como ocurre con casi toda la investigación que se realiza en el sector forestal y en campo, sería necesario y muy conveniente la continuación de los ensayos durante más campañas de resinación. Por un lado se afinaría en la calidad de datos, instalación de sensores y puesta a punto de los mismos; por otro, y muy importante, nos permitiría obtener datos en años con características climáticas distintas. Del mismo modo, la replicación del ensayo en otras localidades en las que se resina tradicionalmente, como Segovia, o con potencialidad para hacerlo, como ciertas regiones de Levante o Andalucía, permitiría la extrapolación de los resultados a áreas más extensas y harían la modelización ante distintos escenarios climáticos o de gestión selvícola más precisa”.
Han formado parte del equipo de investigación la Universidad Politécnica de Madrid junto con el resinero responsable de cada parcela de ensayo, con la colaboración de la Fundación Cesefor y de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Para concluir el proyecto, el Grupo Operativo Resinlab ha producido dos vídeos. Por un lado, el reportaje ‘reSÍna’ aporta una interesante visión del conjunto de los distintos agentes del sector de la resina y muestra un poco de esa cadena de valor que va desde el monte hasta una serie de productos finales en los que está presente esta materia prima. A través de entrevistas a los diferentes eslabones de esta cadena, los espectadores podrán descubrir un producto de nuestros montes muy desconocido y, sin embargo, presente en nuestra vida cotidiana y con beneficios indirectos asociados como la fijación de población rural y la protección de nuestros montes a través de estos trabajadores que lo cuidan y custodian. El vídeo completo se puede ver en la web https://go-resinlab.com/