El coreógrafo y bailarín Daniel Doña (Granada, 1977), que atesora el Premio Max, el Premio Lorca de las Artes Escénicas de Andalucía y el Premio El Ojo Crítico de Danza, sabe que el arte que nace de lo más hondo de un creador comprometido con su tiempo y su pasado, como él, es un acto político. Y así ha querido expresarlo en su última creación artística, Entre hilos y huesos, espectáculo de danza que llega el próximo sábado 4 de marzo, a las 20:30 horas, al Teatro Auditorio de Cuenca José Luis Perales (Paseo del Huécar, s/n), en lo que será su presentación en un escenario de Castilla-La Mancha.
Entre hilos y huesos es una coproducción con Teatros del Canal de Madrid estrenada con éxito en 2021. La pieza reúne al baile a Sara Jiménez, Jordi Vilaseca, José Alarcón, Marina Paje, Cristian Martín y al propio Daniel Doña; al cante, Inma La Carbonera y David Vázquez; a la guitarra, Antonia Jiménez y Paco Cruz; al violonchelo, José Luís López; y a la percusión, Nasrine Rahmani.
Es un gesto político proclamar la grandeza de Federico García Lorca, de Miguel Hernández y de tantas y tantos creadores y artistas que desde el más puro entusiasmo pretendieron y consiguieron llevar la cultura a todas las capas de la sociedad y cuyas vidas y obras fueron cercenadas por la barbarie. Y también lo es querer recuperar la memoria de tantos miles de compatriotas que acabaron frente a un paredón o paseados y cuyos huesos hoy continúan escondidos, ocultos, enterrados en cunetas y fosas comunes.
Eso hace Daniel Doña, uno de los más firmes y atrevidos exponentes de la danza española actual, con valentía poética, en su espectáculo más ambicioso hasta la fecha: hurgar en la memoria de nuestro país, en una historia de sufrimiento, dolor y tragedia. Y lo hace para, desde la danza –una danza repleta de referencias literarias, pictóricas y musicales, es decir, de arte- sobreponerse al miedo y el silencio de otro tiempo y coser las costuras desgarradas de la memoria colectiva con un sutil canto de libertad, con un acto poético que aúna lucha, justicia y reivindicación.
Sobre ‘Entre hilos y huesos’
Entre hilos y huesos es queja y denuncia, es reivindicación de la mujer y visibilidad del pasado, es poesía expresada desde una danza de vanguardia, atrevida, que transita por la tradición y la contemporaneidad, que se refugia en el flamenco y los cantes de antaño pero que rebosa y explota en su vigencia.
Entre hilos y huesos es un minuto de silencio por quienes fueron expulsados de la historia, pero no es un panfleto. Es una forma, otra muy distinta a la que tratan de transmitirnos algunos, de contar la historia a través de la expresión de unos cuerpos que se mueven en libertad, que dialogan con la música en directo, con el cante, en un espacio en el que el espectador se reencuentra con una narrativa y una dramaturgia inequívocas, con imágenes y composiciones que, quiera o no, lo transportan a un pasado que se ha querido destruir y que no se puede, ni debe, ocultar por más tiempo. Es un acto de justicia poética.
La última propuesta escénica del coreógrafo y bailarín podría calificarse así de arqueológica ya que sigue las huellas artísticas de creadoras y creadores del siglo pasado de distintos ámbitos: de Federico García Lorca, a Antonia Mercé, Manuel de Falla, Miguel Hernández, Maruja Mallo, Picasso, Carmen Amaya, Buñuel o Pilar López. Todos ellos, de una u otra forma, se dan cita también sobre el escenario.