La leña ha recuperado este invierno cierto protagonismo como fuente para calentar los hogares, impulsada por la carestía del gas y la electricidad, lo que ha provocado a su vez una subida de precios difícil de cuantificar en un mercado particularmente difuso y atomizado.
Aunque las calefacciones que se alimentan de gas natural y de electricidad son las predominantes, a cierre de 2021 funcionaba en España un parque de estufas y calderas de biomasa -pellet, astilla, hueso, leña y otros biocombustibles- superior a las 513.000 unidades, según las cifras de la Asociación Española de Biomasa (Avebiom).
En el caso concreto de la leña, se trata de una fuente de calefacción que genera un negocio difícil de cuantificar, ya que se trata de un sector "muy atomizado y con un acceso a la información complicado", explica a EFE el presidente de la asociación, Javier Díaz.
No hay duda en cualquier caso de que en este último año, azuzado quizás por los precios de récord de otros combustibles a raíz sobre todo de la invasión rusa de Ucrania, el precio de este combustible "ha subido bastante, aunque no tanto como la energía eléctrica", apunta.
De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cifró a principios de octubre en un 30 % la subida del precio de la leña en España con respecto a 2021 y varias empresas consultadas ahora por EFE corroboran ese aumento, pese a la prórroga de la rebaja del IVA del 21 al 5 % que el Gobierno aprobó en 2022 y que se mantendrá en 2023.
SUBIDAS DE HASTA EL 50 %
"El precio ha subido un 20 % por la gran demanda y la psicosis que se ha provocado desde el mes de agosto", resume Roberto, gerente de Leñas Ricosan, una compañía que vende y distribuye leña a toda España desde Segovia.
Una subida que Alfonso, gerente de Leñas La Humosa, una compañía familiar de la Comunidad de Madrid que distribuye también a parte de Castilla-La Mancha y el sur de Castilla y León, cifra en "sobre un 30 %, sobre todo en origen, donde por la guerra de Ucrania decidieron quedarse con leña para comercializarla ellos".
Por su parte, Simó, un trabajador de una cooperativa que se dedica a la gestión forestal y venta de leña en la provincia de Girona, confirma que, de un ejercicio a otro, el precio de la tonelada de los dos tipos de leña que comercializa (encina y mixta) ha subido en 10 euros, lo que supondría un aumento de en torno al 5 %, por "el aumento de los costes".
En el caso de Ecoleña, una compañía ubicada en Úbeda (Jaén) que se centra en la venta a grandes consumidores y almacenistas, su gerente Francisco cuantifica en un 50 % el encarecimiento, "principalmente por la subida de los costes al procesar la leña, la de los combustibles y la psicosis que se dio al principio en la demanda".
UNA "PSICOSIS" EN LA DEMANDA
Todas las empresas consultadas por EFE coinciden en señalar el aumento de la demanda como una de las causas principales del aumento de precio. En el caso de Leñas Ricosan, "la demanda ha aumentado en torno al doble que el año pasado".
Ecoleña dice por su parte haber detectado un incremento de la demanda en torno al 40 % con respecto a 2021 durante todo el invierno, en lo que considera "una buena campaña".
Frente a ellos, Alfonso (Leñas La Humosa) reconoce que la demanda aumentó a principios de temporada, pero después "se ha ido estabilizando porque no hace frío".
De hecho, esta compañía prevé cerrar la temporada "con unas cifras parecidas a las del año pasado", tras un diciembre en el que la demanda "bajó bastante".
Por su parte, Simó considera que en el entorno rural la subida de la demanda no es un fenómeno exclusivo de este ejercicio, "sino que ya ha ido aumentando en los últimos años".
LOS CONSUMIDORES, LO SUFREN
Quienes tampoco tienen duda alguna de que el precio de la leña ha subido este invierno son los consumidores habituales, como es el caso de Martina, una residente de Blanes que utiliza este combustible para calentar su segunda residencia, situada en Huertahernando (Guadalajara).
En su caso, asegura que hace dos años pagó el kilo de leña seca a 16 céntimos el kilo y que ahora todo lo que encuentra está "entre 21 y 25 céntimos el kilo".
Al igual que ella, Elisa, una vecina de Vélez-Málaga que utiliza la leña para calentar su vivienda unifamiliar, asegura que el año pasado compraba la carretilla de leña de olivo a 12 euros y este año lo hace a 15 céntimos.
Mientras, Marina, una residente de un pueblo de Cádiz que utiliza la leña para calentar el mismo tipo de residencia, ha pagado por medio Land Rover de leña 50 euros, frente a los 45 del pasado ejercicio.