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En imagen Fernando Casas Mínguez 
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El cierre del tren, según el “efecto Mateo”

viernes 16 de septiembre de 2022, 14:37h

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El “efecto Mateo” alude al Evangelio de San Mateo, capítulo 13 versículo 12, en el que se dice: “al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará”. A partir de esta sentencia, se explican las actuaciones realizadas por los gobiernos, que benefician a las personas y regiones prósperas, descuidando los intereses y necesidades de las más desfavorecidas. Si queremos aplicar el versículo correctamente a las políticas de Castilla-La Mancha, tenemos que prestar especial atención al adverbio. Ya que Cuenca entra dentro del “incluso”, al ser la provincia más desfavorecida y lo que tiene se le quita.

Cuenca es la más desfavorecida de la comunidad no por azar, sino porque los gobiernos -desde Bono a García-Page- lo han decidido así, como demostró Constancio Aguirre, al hablar de “los resultados de la conjunción astral”. La comunidad se ha diseñado, para que la provincia conquense sea la que tiene menos instituciones judiciales, administrativas y económicas de la comunidad autónoma. Y también, menos escuelas, facultades, institutos, centros de investigación y artísticos y menos hospitales. Por todo lo cual, es la que obtiene de Castilla-La Mancha menos recursos públicos humanos y financieros. Gracias a esta estrategia política, desfavorable hacia Cuenca (por no decir contraria a), se ha logrado que la provincia tenga el PIB más bajo, sea donde menos crece el empleo y existe más despoblación.

Un efecto perverso de esta exclusión económica y política, es que se utiliza para fundamentar el inefable programa de inversiones de la Junta de Castilla-La Mancha, que consiste en inyectar los recursos en las provincias con más PIB, más competitivas y con unas condiciones más ventajosas. Mientras tanto, a la provincia de Cuenca, por tener un PIB inferior, menos competitividad y situación de desventaja se la margina sin compasión. En consecuencia, las provincias que tienen un trato de privilegio ven cómo se incrementa sin cesar su influencia y poder ya que “al que tiene se le da”; en cambio, la provincia de Cuenca no para de retroceder.

Si el gobierno pusiera en práctica políticas de un verdadero Estado del bienestar, podría corregir el efecto Mateo. Porque mediante intervenciones, basadas en criterios de equidad y justicia, trataría de manera desigual a las provincias desiguales. Es decir, realizaría más inversiones en provincias como Cuenca, considerando que ha estado años marginada y en situación de desventaja.

Sin embargo, a lo largo de estos cuarenta años de Estatuto de Autonomía, la labor del gobierno regional ha estado centrada en prestar toda su atención a los intereses y demandas de las provincias que más tienen. Cuenca ha sido excluida, no solo no se le da lo que necesita o puede servir para que mejore su situación, sino que como afirma el versículo “incluso lo que tiene se le quita”.

De manera incesante, se despoja a la provincia de Cuenca de lo que tiene, porque el atraso y despoblación de Cuenca es útil a la región para obtener más fondos europeos. Unos fondos europeos (beneficios de la pobreza de Cuenca) que recibe la región y en vez de distribuirlos con los criterios de la Comisión Europea, invirtiendo en Cuenca para modernizar el ferrocarril, el gobierno cierra el tren, justo cuando podríamos viajar gratis en la línea.

Estas actuaciones canallas del gobierno, basadas en “al que no tiene incluso lo que tiene, se le quitará”, constituyen una afrenta y un total desprecio hacia la ciudadanía. No solo son injustas, sino que parecen estar dirigidas a burlar a las gentes de Cuenca. Porque el trato denigrante del cierre de la línea Madrid-Cuenca-Valencia, se acompaña con los argumentos de rentabilidad, que García-Page rechazó, antes de proclamar que pelearía a muerte por el tren.

Las políticas deleznables del gobierno regional consiguen que Cuenca, con el paso del tiempo, se vaya quedando muy por debajo de los recursos y capacidades que poseía, aunque no consigan doblegar su espíritu. Estoy convencido de la capacidad de lucha de la ciudadanía conquense. A pesar de su falta de poder institucional, demuestra que tiene suficiente dignidad y coraje cívico como para defender sus derechos y protestar contra los abusos de la Junta de Castilla-La Mancha. En apoyo de esa lucha continua, contra la despoblación, las deficiencias de los servicios públicos en tantos pueblos (sanitarios, sociales, educativos y económicos), las macrogranjas y el cierre del tren haré un plante el próximo día 20 de septiembre, vísperas de San Mateo, a las once horas, frente a la llamada Casa del Pueblo de Cuenca.

Fernando Casas Mínguez

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