Víctor Huerta, profesional del turismo de Cuenca durante décadas, ha fallecido este martes 19 de julio a los 73 años de edad en la ciudad que le vio nacer. Sus restos mortales serán velados en el tanatorio La Alborada de la capital conquense.
Hijo de Martín y Concha, conocido como Víctor por algunos amigos y como Vicente, el tercero de sus nombres, por los demás, Huerta trabajó la mayor parte de su vida en actividades relacionadas con el sector turístico y la promoción de la ciudad. Dio formación a muchos de los guías que hoy trabajan en la ciudad de Cuenca e hizo visitas privadas por el Casco Antiguo y la Catedral hasta poco tiempo antes de su fallecimiento. Tres de sus cinco hijos siguen hoy sus pasos profesionales.
Fruto de su experiencia profesional, en el año 2021 publicó la primera Guía Práctica de Cuenca y su Catedral, un libro lanzado por la editorial Alfonsípolis en el que quiso trasladar al papel su particular manera de contar a la gente los rincones de esta ciudad y los tesoros que alberga su templo mayor, que para él fue siempre el primer monumento de esta ciudad.
Apasionado del deporte, Huerta jugó en el San José Obrero y su nombre aparece entre los de los mejores artilleros históricos del club del barrio de Los Quinientas, del que llegó a ser presidente. También estuvo al frente del extinto Balonmano Cuenca.
Conquense de nacimiento y vocación, vivió la mayor parte de su vida en el barrio de Casablanca. Estuvo ligado a la Semana Santa de Cuenca a través de numerosas hermandades, aunque su mayor vínculo fue con la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Mecinaceli.
En sus últimos años de vida, Víctor Huerta dedicó sus esfuerzos a la búsqueda de nuevos proyectos culturales para la ciudad. Fue uno de los fundadores de la asociación Cuenca Abstracta, creada en 2016, con motivo de la celebración de los 50 años del Museo de Arte Abstracto Español, que nació con el objetivo de aprovechar aquella efeméride como elemento dinamizador de la ciudad.
Durante sus últimos meses de vida desarrolló un proyecto junto a Jesús Mateo para instalar placas informativas en las fachadas de las casas y talleres donde vivieron y trabajaron los pintores más reconocidos de Cuenca, a la vez que intentaba promover la llegada de alguna exposición de renombre a la ciudad.