Darío Dolz, alcalde de Cuenca, Javier Gomá Lanzón, director de la Fundación Juan March, y Manuel Fontán del Junco, director del Museo de Arte Abstracto Español, presentaron el viernes 6 de mayo en una rueda de prensa —a la que también asistieron Miguel Ángel Valero Tévar, concejal de Cultura, Patrimonio Histórico y Turismo, y representantes de la Junta de Castilla La Mancha, Diputación y Subdelegación del Gobierno— las obras de climatización del Museo de Arte Abstracto Español, que se iniciarán en junio y que suponen la culminación del proceso de reformas iniciado en 2016 con motivo del 50 aniversario del museo y que tuvo que ser interrumpido por la pandemia. Aprovechando la reforma, 43 pinturas y esculturas de gran formato y un nutrido conjunto de obras de pequeño formato y de documentación viajarán a cinco sedes distintas, en España y en el extranjero, dando a conocer al mundo la historia del museo y el significado del arte abstracto español en el contexto internacional y del museo fuera de su emblemática localización.
Poner el museo en el siglo XXI
En otoño de 2016 la Fundación Juan March —titular del Museo de Arte Abstracto Español desde que su creador, Fernando Zóbel, se lo donara en 1981— celebró el cincuentenario del museo finalizando la primera fase de una ambiciosa reforma cuyo objetivo fue ampliar el museo con una sala más y devolver a algunos de los espacios más emblemáticos del museo su uso público y su función originaria. Se trataba de potenciar lo que Alfred H. Barr, fundador y primer director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), definió como “una de las más admirables obras de arte: un equilibrio notable entre pintura, escultura y arquitectura”.
Entonces, el proyecto de Juan Pablo Rodríguez Frade y la dirección de obra de Juan González de las Cuevas fue costeado en su totalidad por la Fundación Juan March, que además hizo gratuito el acceso al museo. La reforma amplió el espacio expositivo con una sala del Mesón de las Casas Colgadas, que fue cedida por el Ayuntamiento de Cuenca, y mejoró la morfología interior y las conexiones existentes entre las distintas plantas y edificios para facilitar en lo posible la accesibilidad de los itinerarios del museo; los espacios con restos históricos se climatizaron y reabrieron al público con condiciones de temperatura y humedad relativas ideales para la exhibición de las obras; además, parte del espacio habitualmente dedicado a exposiciones temporales se convirtió en un espacio multiusos, que sirve de auditorio para presentaciones públicas, seminarios y talleres y cumple funciones de biblioteca, archivo y centro de documentación. También se renovó la tienda y se creó un nuevo taller para el programa educativo, por el que pasan más de seis mil escolares al año.
Una vez finalizada esa primera fase de la reforma —y para terminar de dotar al museo de las condiciones ideales para la conservación de las obras y situarlo en el siglo XXI— quedaba pendiente la climatización del resto de los espacios del museo, proyecto que iba a iniciarse en 2020, pero tuvo que interrumpirse a causa de la pandemia. A la voluntad de la Fundación Juan March de emprender la obra de climatización ha querido unirse desde 2019 el gobierno municipal de la ciudad; finalmente, la climatización se realizará a partir del mes de junio de 2022, con un proyecto que durará entre 6 y 8 meses y valorado en unos 500.000 euros, cantidad que será aportada entre el Consorcio Ciudad de Cuenca —del que forma parte el Ayuntamiento, propietario del edificio, junto a la Diputación, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Gobierno de España— y la Fundación Juan March, titular del museo.
El proyecto, nuevamente a cargo de Juan Pablo Rodríguez Frade —autor , entre otras, de la remodelación completa del Museo Arqueológico Nacional en Madrid— consiste en la instalación de una moderna y discreta climatización que, además de permitir la conservación de las obras de la colección en sus salas siguiendo los estándares habituales en los museos, mejorará sustancialmente la experiencia del visitante, que estará menos expuesto, una vez terminada la reforma, a las temperaturas extremas habituales en la ciudad de Cuenca en verano e invierno.
Debido al desmontaje y embalaje de las actuales exposiciones y las obras de la colección para su traslado y la preparación de los espacios a intervenir, el museo permanecerá cerrado al público del 9 de mayo al 6 de junio. Durante la obra, la Fundación Juan March ha previsto solo el cierre parcial del museo, mientras la intervención lo permita. Permanecerán abiertas, hasta nuevo aviso, las salas de los artesonados (salas A-D), la sala Z y la última sala, habitualmente dedicada a exposiciones y ya climatizada en 2016, espacios que serán ocupados por exposiciones y por una selección de las obras de la colección que permanecerán en el museo, lo que permitirá atender mientras sea posible al público y al programa educativo del museo. El resto se trasladará temporalmente a Madrid o al Museu Fundación Juan March de Palma. Una vez terminada la obra, las salas recién climatizadas volverán a acoger las obras de la colección que no formen parte de la exposición itinerante y las exposiciones programadas.
El Museo de Arte Abstracto de Cuenca se pasea por el mundo
La reforma del museo ha sido la ocasión para el viaje de una amplia selección de la colección por dos ciudades españolas y otras dos en el extranjero, por un período de tiempo que excederá la duración de la reforma. La exposición itinerante “El pequeño museo más bello del mundo”. Cuenca, 1966: una casa para el arte abstracto dará a conocer la historia del museo y el significado del arte abstracto en España en el contexto internacional y del museo fuera de su emblemática localización.
La exposición no solo presenta un conjunto de obras de arte innovadoras desde un punto de vista formal, sino también un completo y fascinante momento de la historia cultural española, en los años sesenta, cuando Fernando Zóbel, con la creación del museo, consolidó el trabajo de una generación de artistas huérfanos de lugares donde mostrar su obra, de apoyos institucionales o de público interesado en conocer su obra y visitar sus exposiciones. Con el museo —un verdadero “artists-run space”, un espacio de artistas como los que empezarían a existir por todo el mundo a partir de la década siguiente— la ciudad de Cuenca se adelantaba, en pleno desarrollismo del régimen y bajo una dictadura, a la modernidad que llegaría a España años más tarde gracias al impulso que supuso, a partir de la transición democrática, la creación de centros culturales, colecciones y museos de arte moderno, auditorios o bibliotecas por todo el país. La creación del museo supuso la creación de un espacio de libertad abierto a todos, y, en ese sentido, su significado en los términos de lo que hoy llamaríamos “política cultural” y “creación de públicos” fue enorme.
La mera existencia del museo fundado por Fernando Zóbel hizo a Cuenca internacional y desató otras iniciativas –la Facultad de Bellas Artes o el temprano Gabinete de Música Electroacústica, entre otras– que fueron centro de la vanguardia española en otras disciplinas artísticas. Hoy, los 90.000 visitantes del Museo de Arte Abstracto Español –ese es el número medio de visitantes anual desde que la Fundación Juan March decidió renunciar a los ingresos de taquilla de los visitantes no conquenses– conocen una ciudad que empezó a ser otra tras la creación del museo.
Para esta exposición itinerante el equipo curatorial del museo ha hecho una selección de 43 obras, que no solo resumen la abstracción de la segunda mitad del siglo XX en España, sino que reflejan un momento clave en la historia del arte en España. La exposición es fruto del deseo de otras instituciones por contar la historia del museo y exhibir su colección, y del trabajo en equipo entre esas instituciones y la Fundación Juan March. En cada sede, la muestra adquiere carácter específico según las particularidades de cada institución y el público al que va dirigida.
La primera sede será el Centro José Guerrero de la Diputación de Granada, donde permanecerá del 9 de junio al 4 de septiembre de 2022, en un edificio con ciertas similitudes con los espacios del museo conquense que alberga habitualmente la obra de José Guerrero, uno de los artistas atraído en su momento por el imán del museo, y amigo de Fernando Zóbel. A continuación, el proyecto viajará a dos sedes en Barcelona, del 28 de septiembre de 2022 al 15 de enero de 2023. La Fundació Catalunya La Pedrera presentará la obra de los artistas abstractos españoles junto a la de los representantes de la abstracción y el informalismo europeo y americano desde finales de los 50 hasta la década de los 70 (Mark Rothko, Alberto Burri, Willem De Kooning, Hans Hartung, Jean Dubuffet, Helen Frankerthaler o Jackson Pollock) mientras que la Fundació Suñol acogerá tres obras (de Elena Asins, Pablo Palazuelo y Fernando Zóbel), exhibidas con obras de artistas de su colección, sobre las que ha cursado a una serie de artistas jóvenes la invitación a trabajar sobre ellas y sobre la biblioteca y el espacio del museo. La itinerancia continúa en 2023 con dos sedes más, una en Texas, Estados Unidos (en el Meadows Museum SMU, Dallas, que entre febrero y junio de 2023 presentará con una publicación y comisariado propios la colección) y la última en Koblenz, Alemania (en el Ludwig Museum Koblenz, de septiembre 2023 a febrero de 2024).
Además de las actividades propias de cada sede, acompaña a la exposición itinerante una publicación con ediciones en español, catalán, inglés y alemán. En octubre se estrenará en FILMIN y Canal March un nuevo videoensayo de la serie “La Cara B” que documentará la circunstancia absolutamente inhabitual del vaciado de un museo y su posterior viaje por el mundo.
El Museo de Arte Abstracto Español y la Fundación Juan March
La Fundación Juan March es titular del Museo de Arte Abstracto Español desde 1981, año en el que este museo de artistas —alojado en las Casas Colgadas, propiedad del Ayuntamiento— es donado por su creador, Fernando Zóbel. Desde entonces, la Fundación ha ampliado su oferta cultural en Cuenca manteniendo exclusivamente con sus propios recursos, y sin coste alguno para la ciudad, todos los gastos de actividades y mantenimiento de la colección y del museo, así como sufragando las diferentes obras extraordinarias emprendidas en estos más de cuarenta años. Desde 2016 también renunció a los ingresos por taquilla porque acordó la gratuidad de la entrada de los visitantes.