El avión de la expedición conquense en la segunda vuelta necesitaba seguir volando por cielos tranquilos, sin necesidad de pasar por turbulencias. Es por ello por lo que cobraba un grado superior de importancia el partido en Azuqueca de Henares, frente a otras visitantes. Además, los resultados dados en el resto de la jornada le daban al equipo de Manolo Martínez la oportunidad de plantarse en play-off, en el caso de una victoria.
Las sensaciones desde pitido inicial del árbitro eran como se esperaban desde la previa. Al ser un duelo directo en la lucha por la clasificación a la fase por el ascenso, ambos equipos fueron muy conservadores en su juego. Esto explica el por que se hicieron muy fuertes desde la base de la defensa, dejando a un segundo plano la faceta ofensiva.
Es por ello por lo que, se pudo ver una primera parte donde las ocasiones brillaron por su ausencia. Si embargo, en el final del primer ecuador, el partido se tornó a un correcalle, teniendo a los dos equipos con oportunidades para romper el cero en el electrónico. A pesar de ello, no se pudo concretar ninguna, dejando todo para la vuelta de vestuarios.
Recién comenzado el segundo periodo, el Conquense fue quien tiró de chispa para poner tierra de por medio. Esa chispa nace de la picardía y el hambre de gol que todo nueve ha de tener de manera intrínseca. En una jugada donde lo único que había en claro era que el Azuqueca tenía el balón bajo su dominio, Gabri, a espaldas del portero rival, se anticipó al balón, abriendo la lata del partido sin necesidad de una definición esplendida. Simplemente, haciendo uso de su instinto natural.
Después de la aparición del delantero madrileño en el partido, el Azuqueca se volcó en el área conquense con el fin de revertir lo ocurrido en su jardín de flores. No obstante, la gran capacidad defensiva y el control de la situación, algo que en otros momentos del partido dejó que desear, solventó el huracán azudense en el que estaban siendo inmergidos.
Con esas características en las que se forjaba el juego de Manolo Martínez, la UB Conquense siguió su sendero durante el ecuador de la segunda parte. Por desgracia para el míster motillano, según se acercaba el desenlace del encuentro, el partido recuperaba ese ritmo que tanto evitó. Su rival era quien amenazaba más la meta de Leyva, aunque eran pocos los sustos que recibían. Uno de ellos fue provocado por Titi con un remate de cabeza, gracias al centro de Lucas, que dejó en suspense a los aficionados presentes.
Mientras los conquenses buscaban salidas al contrataque, los pupilos de Sergio Rubio se hacían cada vez más presentes en el campo rival. De esta forma, todos los espacios aparecieron en su área, siendo solventadas la mayoría de las crisis, aunque no todas.
Una de las excepciones ocurrió instantes previos al minuto 90´. Una jugada de laboratorio, iniciada con un saque de puerta donde influyeron varios pies conquenses. En cuestión de 25 segundos, el balón termino en la otra portería gracias al pase de Oriol, la recepción de Oscar García, la asistencia de Fran Oller y la definición de José Vega desde la medialuna del área. Una recompensa en la se premió a la estrategia antes que a las individualidades.
Con el tiempo reglamentario cumplido y una ventaja de dos goles a su favor, quienes portan las casas colgadas en su camiseta tuvieron más oportunidades de ampliar su renta. Por los pies de Oscar García y Mubarak pasaron las más claras para maquillar el partido. Mas, a la hora de la finalización, la escuadra local se impuso en defensa.
De esta forma, una vez se escuchó el pitido final del árbitro, la UB Conquense selló una de las victorias más importantes de los últimos encuentros. Para empezar a subir peldaños en la clasificación son de vital importancia los tres puntos conseguidos en el San Miguel de Azuqueca de Henares, ya que, además de las sensaciones y la subida de moral, sus competidores directos no pudieron hacer lo mismo.