La Gerencia del Área Integrada de Cuenca, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha despedido con un entrañable y afectuoso acto a los trabajadores que este año han alcanzado su jubilación, con el fin de poner de manifiesto la labor que han desarrollado cada uno de ellos durante su vida laboral para ofrecer la mejor atención sanitaria a los conquenses.
Cincuenta y cuatro profesionales del área de Salud, tanto del Hospital Virgen de la Luz como de Atención Primaria, han sido recibidos en el salón de actos por sus compañeros, familiares y amigos, que se han reunido en el salón de actos para convertirles en protagonistas de este sencillo y emotivo homenaje.
El gerente del Área Integrada de Cuenca, Ángel Pérez Sola, ha sido el encargado de dar la bienvenida a los asistentes. Tras agradecerles el trabajo realizado durante estos años en el sistema de salud, les ha animado a comenzar esta nueva etapa dedicando más tiempo a sus familias pero también a ellos mismos, cuidando su salud y brindándose unos minutos de cada día para pensar en ellos mismos.
“Que vuestra sensatez, que vuestra madurez sirva para difundir otra forma de entender la vida, porque la sociedad todavía os necesita y además de un sentido personal, vuestra vida tiene un sentido social porque la veis desde un prisma diferente, que no se ve cuando uno es más joven, por eso os deseo que seáis felices, que disfrutéis con salud de la jubilación, que deis vida a los años, que sean años vividos saludable y felizmente y que también penséis en vosotros”, ha señalado Pérez Sola.
Por su parte la delegada provincial de Sanidad, Mari Luz Fernández Marín, ha agradecido en nombre del Gobierno regional los años de servicio, dedicación y entrega de estos profesionales y el esfuerzo que cada uno de ellos ha hecho desde su puesto o su categoría profesional para recuperar el nivel de nuestro sistema de salud.
Asimismo, les ha animado a aprovechar todas las oportunidades que se les presenten en esta nueva etapa de su vida, a disfrutar con salud de la familia y de los nietos sin ataduras, y ha aprovechado para felicitar a todos las fiestas navideñas y desear que el año próximo “sea el mejor de vuestras vidas”.
Tras un recuerdo emocionado a los compañeros fallecidos, se ha hecho entrega a cada uno de los jubilados de diplomas y de un obsequio de cerámica realizado en el Centro Ocupacional para Personas con Discapacidad intelectual de Las Pedroñeras, que gestiona la Asociación ADINA.
Aprender a despedirnos
Durante el acto, tres de los trabajadores jubilados han tomado la palabra en nombre de sus compañeros. La primera en intervenir ha sido Alejandra Aguilar Torralba, del Servicio de Cocina, que brevemente ha asegurado haber sido feliz en su trabajo, ha agradecido el trato recibido y ha deseado a todos “que también llegue vuestro momento”.
Posteriormente Marina Guijarro Soriano, auxiliar de Enfermería, ha expresado su gratitud porque según ha dicho, “con mis compañeros he compartido más que trabajo, también satisfacciones, amistad y enriquecimiento personal” y ha afirmado que comenzaba una nueva etapa llena de recuerdos pero con muchos planes de futuro, “porque cuando algo termina tenemos que aprender a despedirnos, a seguir avanzando y a disfrutar de lo que viene”.
Por último, ha intervenido Asunción Pacheco Olivares, enfermera durante 44 años en Cuenca y responsable de la Subdireción de Enfermería de la Gerencia hasta su jubilación. Asún, como la conocen todos, ha agradecido la organización de este acto que demuestra una gran sensibilidad por reconocer y homenajear a los que finalizan su trayectoria profesional y ha felicitado a sus todos sus compañeros porque “os merecéis este descanso”.
Para resumir su trayectoria profesional ha querido utilizar su imaginación para introducir en una simbólica caja de cristal todas sus vivencias durante estos años y en ella ha encajado sus recuerdos de juventud con compañeros como Desiderio y Miguel, “que me enseñaron a valorar la sonrisa y la generosidad de una mirada franca”; su paso por la UCI para aprender sobre la importancia de los cuidados; también ha incluido en su “imaginaria cajita” a sus pacientes “que nos enseñan a comprender el valor de las cosas” y los pasillos de su hospital, “un gran engranaje en el que todos somos importantes”. Por último, no ha querido olvidar su última etapa de “Yaya” en el equipo directivo donde, ha dicho, “me he encontrado con profesionales maravillosos que me han hecho sentirme orgullosa de mi hospital”.