Desde el pasado 23 de octubre Castilla-La Mancha cuenta con el beneplácito del Consejo de Gobierno para la creación de la Academia de Gastronomía, además de la Academia de Medicina.
Así lo ha relatado la consejera de Educación, Cultura y Deportes, Rosa Ana Rodríguez, quién afirma que de esta forma se constituye una Corporación de Derecho Público y de carácter consultivo, cuyo objetivo final es promover, fomentar e investigar lo relacionado con la gastronomía de la comunidad castellano-manchega.
Con el nombramiento de la Academía de Gastronomía, el Gobierno regional pretende dar un reconocimiento notorio a estas asociaciones como instrumentos de valor en la vida cultural de Castilla-La Mancha, y favorecer el desarrollo de sus actividades
Aunque la comunidad no tenía academia hasta ahora, si que contaba con una Asociación Cultural de Gastronomía fundada en 1994 por varios profesionales y fanáticos del mundo gastronómico.
La labor de este grupo durante estos últimos 25 años ha sido formar una institución que se utilizase para el estudio, divulgación y protección del patrimonio gastronómico de la comunidad.
Un papel que pretende continuar la academia al desarrollar actividades como el estudio de la gastronomía desde un punto de vista histórico y popular, o dar a conocer los platos típicos de la región a nivel nacional.
La cocina manchega está estrechamente vinculada a su historia, sus gentes y a los productos de su tierra, aprovechando al máximo los recursos que tienen a su disposición para crear platos sabrosos y contundentes con muy pocos ingredientes.
Uno de los platos más tradicionales de Castilla la Mancha son las migas manchegas, también conocidas como migas del pastor, una receta humilde y de aprovechamiento con mucha historia.
Su ingrediente principal: un buen pan de hogaza, algo que tenían a su disposición los pastores que iban guardando los rebaños de ovejas, y que mezclaban con los ingredientes que tenían a mano en ese momento ablandarlo.
El chorizo y el tocino son dos habituales, y todo junto se freía en aceite con ajos para formar un plato calórico y contundente que llenaba los estómagos y calentaba el alma para afrontar los largos inviernos.
Otros ingredientes que se le pueden añadir, como las uvas o huevos, dependen de la zona o región donde se cocinen, ya que además de en La Mancha, estas migas se han extendido también a Extremadura, Aragón o Andalucía.
Otro plato característico y con más solera de Castilla la Mancha son las patatas revolconas, populares en Toledo, concretamente en la localidad de Talavera de la Reina, así como en Ávila, Salamanca y Cáceres.
No hace falta decir que se trata de otra especialidad económica y de aprovechamiento que alimentaba a los campesinos castellanos utilizando un ingrediente tan humilde como la patata.
Ésta se acompaña con pimentón, para darle sabor y color, y productos de matanza, como panceta, torreznos, bacon o tocino, que aportan las calorías y energía.
A día de hoy, esta receta se suele servir en muchos bares como tapas, raciones pequeñas que acompañan a las bebidas.
A estos dos platos se le pueden sumar cientos de preparaciones típicas de la región, como la sopa de ajo castellana, el gazpacho manchego, las gachas manchegas, o las carcamusas. Todas ellas con un nexo de unión: los productos locales.
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