Una vez más la Guardia Civil es atacada en Cataluña. No son en esta ocasión unos radicales quienes atacan o acosan a nuestros compañeros y a sus familias en su propia casa.
Crecidos ante la complicidad mostrada por el Estado para con sus abusos y falsas acusaciones hacia la Guardia Civil, son las propias Instituciones catalanas, representadas en esta ocasión por la Consejera de la Presidencia y portavoz de la Generalidad de Cataluña Dña. Meritxell Budó, quienes dan un paso más. Demostrando la impunidad que gozan cuando de atacar a los hombres y mujeres de verde se trata, se pide directamente la destitución del General de Brigada Jefe de la Zona de Cataluña D. Pedro Garrido. ¿Su pecado? Defender el trabajo de sus subordinados, el acatamiento de las leyes y el orden constitucional.
Esta es la segunda ocasión en la que el desprecio a la benemérita pasa de las calles a las Instituciones, tras la reciente aprobación en el Parlament de Cataluña de una moción pidiendo su expulsión de Cataluña.
Así es la realidad que día a día soportan nuestros compañeros allí destinados junto con sus familias y que desde JUCIL denunciamos. La sensación de poder e impunidad con que se conducen desde el sector independentista junto con los partidos que los representan, no encuentra contrapunto en el Estado. Mas bien al contrario, cuando de la guardia civil se trata, acuden solícitos como en esta ocasión, a cumplir con las exigencias separatistas.
Desde que hace dos años presenciáramos como nuestros compañeros allí destacados eran acosados en los hoteles en que se alojaban, perseguidos y en ocasiones apaleados como perros cuando se encontraban francos de servicio o incluso apedreados y atacados en acto de servicio, los acontecimientos no han hecho más que empeorar para los guardias civiles que allí prestan su servicio a la sociedad.
Dos Gobiernos han pasado en este tiempo y la lectura que extraen de ambos ha sido la misma: abandono y olvido por parte del estado, fruto de los cuales han tenido que soportar todo tipo de vejaciones. Desde la humillación a sus hijos en los colegios hasta el acoso y los insultos a las propias puertas de sus casas, en una clara ruptura por parte de los sectores radicales, de cualquier posibilidad de una convivencia pacífica. Tratados como daño colateral de un juego político que se perpetua en el tiempo, y en el que por su condición poco o nada tienen que ver más allá de la obediencia debida para con el ciudadano y el estado de derecho.
La espiral de violencia impune continúa focalizándose a todos los niveles en los servidores del Estado en Cataluña ante un aparente pacto de no agresión entre la clase política. A nadie escapa por ejemplo la similitud en el contenido de las palabras pronunciadas por nuestro Director General D. Felix Azon en el mismo acto en que el General de Brigada, y la diferente valoración de las mismas por parte de las Instituciones catalanas.
JUCIL, en el desempeño de sus funciones como defensora de los derechos de los guardias civiles, no puede dejar pasar la ocasión de reseñar una vez más, la progresiva normalización de la violencia contra nuestra institución en Cataluña, y pide al Ministro del Interior, Sr. Marlaska, cumpla con su obligación para con los miembros de la benemérita y lejos de cargar culpabilidades sobre ellos, trabaje para borrar la diana que el odio de los radicales ha puesto en los hombres y mujeres del benemérito cuerpo.
Asociación Justicia para la Guardia Civil
Si (
No(
