Como cada año, el Inem ha emprendido algunos cursos dirigidos a los ciudadanos en Castilla La Mancha. Entre estos, encontramos el curso de Aromaterapia, un programa atractivo para toda persona interesada en este mundo de métodos curativos por medio del olor en el organismo.
A través de este curso, los participantes podrán potenciar sus habilidades de forma profesional. Los docentes especializados explicarán el uso correcto de los aceites para mejorar la salud física y el bienestar de las personas. Con los conocimientos adquiridos, los estudiantes estarán más que listos para incorporarse al mercado laboral.
Uno de los beneficios del curso es que está diseñado para aquellas personas que se encuentran trabajando, de modo que la metodología que se emplea es compatible con el trabajo habitual. Es requisito ser trabajador en activo para acceder a la subvención del curso. El Inem indica que es necesario estar afiliado al Régimen General para realizar el programa.
Al final del curso, cada participante obtendrá el Diploma de la Fundación Tripartita para al Formación en el Empleo y del Fondo Social Europeo. En total, son dos unidades las que el estudiante deberá seguir, y aprenderá desde aspectos básicos, como el uso de los aceites esenciales y los portadores, así como su aplicación y beneficios.
La aromaterapia y sus beneficios
Se conoce como aromaterapia al tipo de medicina alternativa que se emplea para restablecer la armonía y equilibrio del cuerpo, así como de la mente, para beneficio de nuestra salud y belleza. En esta disciplina terapéutica se emplean los aceites esenciales y otros productos derivados de los vegetales.
Los aceites esenciales tienen propiedades analgésicas, antibacterianas y hasta antiarrugas, además que facilitan la relajación. Por lo general, son antisépticos, aunque cada uno tiene distintos beneficios. Su principal función en los vegetales es protegerlos de agentes externos, como bacterias, parásitos u otras enfermedades.
Desde la antigüedad se han empleado estas sustancias químicas procedentes de las plantas. Esta herencia milenaria ha pasado de generación en generación, lo cual ha permitido perfeccionar su uso. Por supuesto, hay diferentes formas de utilizar los aceites para nuestro beneficio. Pueden emplearse tanto de manera interna como externa.
En primer lugar, los aceites esenciales pueden ser inhalados por el paciente. Para ello se necesita vapor de agua caliente y unas gotas del aceite elegido. Otra forma es adquirir un difusor de aceites esenciales para respirar estas sustancias beneficiosas de manera asidua, lo cual tendrá resultados más efectivos.
En segundo lugar, pueden ser ingeridos con otros alimentos. Sin embargo, hay que considerar que no deben mezclarse en el agua. Por tanto, es mejor tomar las gotas en una cucharada de aceite de oliva. La miel es un producto ideal para realizar esta mezcla.
Como tercer punto, los aceites esenciales pueden aplicarse de forma tópica con masajes. Seguramente, es la forma más conocida de uso. Debido a sus propiedades analgésicas, los aceites son empleados para calmar los dolores musculares, para la relajación, para mejorar la circulación, entre otras.
También se aplican en baños, técnica que resulta muy efectiva. Se añade unas gotas de los aceites en el agua con el objetivo de alcanzar una mayor relajación y para aliviar la piel. El producto penetra la piel, como una especie de masaje.
Por supuesto, no son las únicas formas de aprovechar estas sustancias. Hay personas que emplean compresas sobre la piel para abarcar partes del cuerpo de manera más precisa. ¿Cómo funciona? Se aplican gotas sobre el paño de algodón para luego dar suaves toques en la piel afectada. Eso sí, primero debemos esterilizar la compresa. Los aceites también se han empleado en geles, cremas y lociones, sobre todo cuando se aplican de manera más habitual.
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