La Sala de Exposiciones Temporales del Museo de Cuenca, en la calle Princesa Zaida de Cuenca, va albergar durante dos meses una exposición antológica del pintor Óscar Pinar fallecido en 2017. Organizada por la Real Academia Conquense de Artes y Letras, de la que el artista fue numerario, recoge cerca de sesenta cuadros de todas sus épocas brindando así a cuantos la visiten una panorámica de la evolución en el tiempo de su trayectoria plástica. La muestra, que cuenta con la colaboración de todas las administraciones públicas de la región, de la Junta de Comunidades a la Diputación y el Ayuntamiento conquenses, la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca y el Consorcio Ciudad de Cuenca, ha sido comisariada por los académicos Pedro Miguel Ibáñez, Miguel Ángel Moset y José Ángel García y se inaugurará hoy viernes 22 de marzo a las siete de la tarde para prolongarse en su exhibición hasta el 23 de mayo. Durante ese periodo se verá complementada con la publicación de un volumen sobre la trayectoria personal y plástica del artista que será editada por el Servicio de Publicaciones de la Diputación conquense y contará con textos de José Ángel García, Joaquín Saúl Garcia Marchante, Pedro Miguel Ibáñez y Miguel Ángel Moset junto a abundante material gráfico.
Óscar Pinar Álvaro (1927-2017) fue uno de los nombres más relevantes de la plástica figurativa conquense de la segunda mitad del siglo XX, planteando a lo largo de su trayectoria una serie de líneas estilísticas entre las que sobresale un expresionismo muy personal con el que conseguiría sus mejores logros. Nacido en Cuenca capital en cuya Escuela de Artes y Oficios tuvo como profesor al escultor Fausto Culebras estudió después en Madrid, en el estudio de Fernando Somoza y en el Círculo de Bellas Artes, para viajar luego, becado, a París para completar su preparación. Pintor figurativo, con un toque siempre vital, se dotó bien pronto de un estilo que hacía inmediata y claramente identificable como suya cualquiera de sus obras, Si bien mantuvo siempre una especial dedicación al paisaje – fue un entusiasta de la pintura de caballete al aire libre y era frecuente encontrarle pintado en cualquier paraje tanto rural como urbano – no faltaron sin embargo en su producción otros temas como, por ejemplo, los centrados en las celebraciones nazarenas conquenses –de las que fue asimismo cartelista– que protagonizaron bastantes de sus muestras, la última la celebrada en marzo de 2015 en el propio Museo de la Semana Santa de Cuenca.
Galardonado con numerosos premios y distinciones – Medalla María Vilatella de Lérida, Primera Medalla del Salón de Otoño de Madrid, Premio Cuenca de la Bienal del Tajo en Toledo, Molino de Plata de la Exposición Manchega de Artes Plásticas de Valdepeñas, Primer Premio del Salón de Pintores Conquenses, Premio de la Exposición Regional de Pintura en Alcázar de San Juan, Premio del Certamen de Pintura Serranía de Cuenca de Buenache de La Sierra – paseó su obra por buena parte de la geografía de nuestro país con más de ciento cincuenta exposiciones – Madrid, Paris, Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Lérida, Balaguer, Gerona, Tarragona, Vigo, Salamanca, Valladolid, Soria, Logroño, Palencia, Zamora, Castellón, Murcia, Alicante, Plasencia, Málaga, Jaén, Toledo, Guadalajara, Manzanares, Alcázar de San Juan, Ciudad Real o Tarancón además de las realizadas en Cuenca y en París – y sus obras figuran en colecciones públicas o privadas en España, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Suiza, Suecia, Noruega, Japón, Argentina y Venezuela. Realizó carteles para las Fiestas de San Julián de Cuenca, de su Semana Santa y de su Feria del Libro, de las Fiestas de Moros y Cristianos de Valverde del Júcar, o, entre otros, para la Vuelta Ciclista a Cuenca, así como diversas portadas para números especiales del periódico El Día de Cuenca. Había ingresado en la Real Academia Conquense de Artes y Letras el 18 de mayo de 1989 con un discurso titulado “Plástica y arte de mi tiempo”.