Las últimas jornadas casi estivales han dado de sí la clara muestra de que el tráfico en el Casco Antiguo esta sin resolver: la conflictividad entre peatones y tráfico rodado no parece que pueda sorprender a ningún edil.
El intenso tráfico durante las horas del mediodía y la tarde durante el fin de semana con largas colas para superar el estrangulamiento de la calle Alfonso VIII y la plaza Mayor a la altura de los semáforos, deja estupefactos a propios y extraños; no entendemos que ningún interesado en la imagen turística de nuestra ciudad no levante la voz para comentar que estamos llegando a un éxtasis grotesco de vehículos por la Plaza Mayor que debilita sustancialmente la experiencia turística. Además los autobuses públicos no hacen sino aumentar ese espasmo de suspense en toda la calle de San Pedro, “menos mal” que suben cada hora si llega.
¿Hasta cuándo tenemos que esperar los ciudadanos de esta ciudad para que se regule sensatamente el tráfico rodado? ¿Para cuándo lograremos que se instaure un transporte urbano funcional y liviano? donde el paseo peatonal nos permita conocer y disfrutar del entorno urbano y natural que nos proporciona un emplazamiento tan único y tan merecedor de la máxima condecoración de la UNESCO.
Y sin olvidar la praxis vecinal, la cotidiana vivencia de los residentes (cuantos más mejor) que no terminan de sorprenderse con tanta traba y tanto descredito para habitantes y sus representantes, para que luego digan que esta situación es fruto de nuestras demandas.
Quienes piensan que este sistema actual es fruto de nuestras actuaciones no conocen de la misa, la mitad. La actual corporación nos pidió opinión, es cierto, y se la dimos, fruto de una reflexión colectiva que nos dirigió a demandar un espacio más amable para el viandante, con muchos menos vehículos, con más aparcamiento para residentes, con más y mejores medios de transporte público.
La solución aplicada no fue de nuestro agrado ni el de la mayoría de los emprendedores del Casco Antiguo, se lo dijimos por activa y por pasiva, de forma oral y escrita, ahí están nuestras alegaciones a todas las maniobras legales realizadas para establecer la situación actual. No podemos entender que no se pueda aparcar en ciertas calles del Barrio de San Martin; que nos hayan dejado menos plazas de las que había antes; que los aparcamientos soterrados no permitan un número de abonos a residentes cada vez más menguados; que se deje fuera a vehículos de empresarios residentes; que el sistema electrónico de control tenga que ser tan lento y no permita las casuísticas particulares y necesarias de cualquier residente o vecino; que no sea más permisivo la carga y descarga para residentes, que no se avisen adecuadamente los cortes de tráfico por cualquier motivo, etc. . .
Se acercan tiempos para poder revertir esta situación, a ver si es verdad que no se piense eso de: si todos son iguales.
El tiempo nos dirá, pero mientras tanto seguiremos andando con cuidado al salir de nuestras casas.
Asociación de Vecinos del Casco Antiguo