Hablemos un poco sobre la historia de una de las Islas más espectaculares de Europa, el cual al finalizar de leerla, de seguro te provocará buscar una moto de alquiler en Formentera y recorrer toda su historia.
La primera referencia cultural de Formentera es Ca Na Costa, cercana a Es Pujols, descubierto en 1974, es un sepúlcro megalítico que data de la edad de bronce, fue construido entre los años 1900 y 1600 A.C. por una población organizada y estable.
Aunque la colonia de Ibiza (Ebusus) fue fundada por los fenicios-cartagineneses en el 654 A.C., no hay evidencia de su asentamiento en la menor de las islas Pitiusas (islas de pinos), nombre dado por sus siguientes visitantes, los griegos.
Para el 200 A.C. cercana a Es Caló, los romanos construyeron una fortaleza que aún conserva parte de sus muros, la población fue nutrida hay múltiples restos de su estadía. Llamaron a la isla Frumentaria (la isla del trigo, por su dedicación a la siembra de trigo.
Después de la caída del imperio romano, ocuparon la isla los vándalos y luego los bizantinos, en el año 711 llegaron los musulmanes, consolidando su dominio en el siglo X.
Para el siglo XI, la población árabe en la isla era estable, en 1014 ambas Pitiusas se incorporaron a la Taifa de Denia. Con los árabes llegó una era de gran actividad económica, agrícola y cultural, aún perduran algunas de sus obras: viviendas, molinos, canales de riego, cerámica, testigos de una época de gran esplendor.
En 1235 tropas de Jaume I el Conqueridor conquistaron las Pitiusas y empezaron a formar parte del Reino de Mallorca, sin embargo, antes de pasar 100 años, eran territorio del Reino de Aragón nuevamente. El matrimonio entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (1469) favoreció la unificación de los reinos.
Luego del descubrimiento de América y el establecimiento comercial en las nuevas tierras, la Corona se desinteresó en las Baleares y Formentera sufrió su despoblación, solo sirviendo como refugio ocasional para piratas, permaneció así el resto de la Edad Media y el Renacimiento.
Hasta finales del Siglo XIX su población sobrevivió por la agricultura, la pesca y la sal. Después de algunos combates durante la Guerra Civil, nace el turismo y con él la prosperidad de la isla.
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