El consumo moderado de cerveza podría estar incluido dentro de una alimentación saludable. Así lo indica la Profª. Rosa María Ortega, catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, en el marco del XIX Seminario de Nutrición. Errores y avances en Nutrición: Impacto en la salud, que se celebra hoy y mañana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Cuenca.
Durante su ponencia ‘Asociación entre el consumo moderado de cerveza con los hábitos alimentarios y situación nutricional en adultos’, la Profª. Ortega expone que “la cerveza es una bebida de baja graduación alcohólica que consumida con moderación y dentro del contexto de la Dieta Mediterránea es perfectamente compatible con un patrón saludable”.
Las bebidas fermentadas, especialmente la cerveza y el vino, son una fuente importante de agua (90% y 85%, respectivamente), y proporcionan también vitaminas, minerales y antioxidantes naturales. En concreto, la cerveza aporta vitaminas del grupo B (niacina, riboflavina, vitamina B12, folatos y vitamina B6) y minerales (yodo, potasio, fósforo, magnesio y silicio). Todo ello y siempre en el contexto de una alimentación correcta “podría contribuir a mejorar la situación nutricional en estos nutrientes”, explica la Profª. Ortega.
Hábitos alimenticios en adultos
La Profª. Ortega, junto con el Prof. Lluís Serra de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han liderado el estudio ‘Relación entre el consumo moderado de cerveza, calidad nutricional de la dieta y tipo de hábitos alimentarios’, cuyo objetivo era conocer los hábitos de consumo de alimentos y bebidas entre los españoles y valorar su situación nutricional. Así, se analizaron los hábitos alimenticios y la problemática nutricional global de 494 sujetos de entre 18 y 50 años, a los que se les dividió en dos grupos: consumidores de cerveza y no consumidores o esporádicos.
Los resultados mostraron que en lo que respecta a la masa corporal, los consumidores moderados y habituales de cerveza presentaron una composición corporal más adecuada que los no consumidores, especialmente en el caso de los varones, quienes presentaron una menor circunferencia de cintura y porcentaje de grasa corporal.
La ingesta energética de los individuos estudiados fue similar independientemente de la cantidad de cerveza que se declaró consumir, lo que se relaciona con el bajo contenido calórico de esta bebida. Además, los individuos que declararon consumir cerveza de forma moderada siguieron mejores hábitos alimentarios que aquellos que declararon consumos inferiores. “Esto puede contribuir a lograr una situación nutricional más favorable en los consumidores de cerveza” añade la Profª. Ortega.
En concreto, los consumidores de cerveza realizaron una ingesta superior de verduras y de frutas con respecto a los no consumidores. Además, las personas que declararon consumir cerveza de forma moderada y habitual presentaron una mayor ingesta de vitamina B12, folatos y piridoxina, hierro y yodo, y mayor aproximación a las ingestas recomendadas para dichas vitaminas y minerales. “Esto podría ser debido a la propia composición de la cerveza, que es rica en algunos de estos nutrientes, pero también al mayor consumo de frutas y verduras encontradas en las personas que declararon consumir cerveza de forma habitual”, apunta la Profª. Ortega.
Consumo moderado
Según instituciones internacionales, el consumo moderado de alcohol no debe superar los 20-30 g/día en los hombres (dos/tres cañas de cerveza tradicional o 400/600 ml/día) y los 20g/día para las mujeres (una/dos cañas o 200/400 ml), y si se ingiere es aconsejable hacerlo acompañada de alimentos sólidos. Hay que tener en cuenta que también las personas metabolizan de distinta manera el alcohol, ya que influyen factores como el peso, el sexo, la raza y la frecuencia con la que se bebe, por lo que las pautas de consumo conveniente deben ser individualizadas.
Hay que tener en cuenta que “los potenciales efectos beneficiosos de estas bebidas se observan únicamente cuando el consumo es moderado y responsable, por parte de adultos sanos, en el marco de una alimentación sana y equilibrada. Además, si se está tomando medicamentos, si se va a conducir, y en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, el consumo de alcohol debe ser cero”, añade la investigadora.
Dieta mediterránea
La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava y sidra) de forma opcional y moderada. Asimismo, la Fundación Dieta Mediterránea incluye el consumo moderado de bebidas fermentadas dentro de las recomendaciones en la Pirámide de la Dieta Mediterránea afirmando que “siempre que las creencias religiosas y sociales lo permitan, se recomienda un consumo moderado de vino u otras bebidas fermentadas (como referencia, una copa al día para las mujeres y dos para los hombres)”.
La cerveza es una bebida fermentada, elaborada a partir de ingredientes naturales (agua, cebada y lúpulo), con bajo contenido calórico y aporta nutrientes y componentes antioxidantes. Por este motivo, la Fundación Española de la Nutrición incluye en el Mercado Saludable de los Alimentos, referente en materia nutricional que integra todos los alimentos propios de nuestra dieta, el consumo opcional y moderado de cerveza, por supuesto, siempre por adultos sanos.
Centro de Información Cerveza y Salud
Desde su fundación en 1998, el Centro de Información Cerveza y Salud (CICS), entidad de carácter científico que promueve la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud, ha querido dar respuesta a la demanda informativa existente en nuestro país en torno a esta bebida apoyando todas aquellas iniciativas relacionadas con su investigación y proporcionando a los profesionales sanitarios y la sociedad información objetiva y contrastada, bajo la supervisión de los profesionales de la medicina, la dietética y la nutrición que conforman el Comité Científico de esta entidad.