Ayer domingo, y como parte de la extensa programación que llena el fin de semana de La Alvarada, se celebró en Cañete el tradicional acto de presentación de libros, que un año más congregó a varios autores de la zona, pero también de otros diversos puntos de la geografía española. Se trata de un evento que edición tras edición gana en importancia y que ha permitido, a lo largo de todos estos años en los que se lleva celebrando La Alvarada, que sean muchos los escritores, poetas e investigadores los que han pasado por el atril de la iglesia de San Julián; desde autores locales, pasando por conocidos escritores conquenses –como Juan Ramón de Luz o Teresa Palomino–, hasta autores del ámbito nacional –como las hermanas Lara Martínez o el conocido autor Sebastián Roa–. El acto lo condujo con su habitual maestría Miguel Romero Saiz, corazón de ese lado más cultural que tiene La Alvarada y artífice de este encuentro literario. También Sagrario Ibáñez, alcaldesa de la localidad, estuvo presente e intervino al final del mismo para resaltar la importancia de un acto de esta naturaleza y agradecer su presencia a todos los asistentes.
El primero en hablar fue el escritor cañetero Miguel A. Badal, conquense de adopción, aunque actualmente afincado en Valencia. Ganador de ediciones anteriores del Certamen de Relato Histórico Álvaro de Luna y finalista en 2010 del Premio Cajagranada de Novela Histórica, Miguel A. Badal pudo presentar en esta ocasión su segunda novela, ‘Como polvo de la tierra’, editada por Click Ediciones, del Grupo Editorial Planeta. Se trata de un relato crudo que trata de dibujar una estampa de la tierra fronteriza en el siglo XIV. La historia, según pudo explicar el proio autor, transcurre entre Cuenca, Cañete y la ciudad aragonesa de Teruel, en un momento en el que la peste negra, la Guerra de los Dos Pedros –que enfrentó a los reinos de Castilla y Aragón–, y las banderías urbanas incidían de manera dramática en las vidas de las gentes de todos estos lugares.
El torrubiano Manuel Amores subió al atril después de que Miguel Romero dejara claro que, ante todo, más que un escritor, Amores era esencialmente un riguoroso investigador. Su libro ‘Conquenses intrépidos’ así lo demuestra. Se trata de una auténtica labor de buceo por los archivos, en el objeto de rescatar la memoria de todos aquellos que se embarcaron hacia América a lo largo, esencialmente, de los siglos XVI y XVII. Manuel Amores presenta en su obra un catálogo completo de todos esos nombres, ordenados según su lugar de procedencia. Gentes que, sin apenas haber salido de su propio pueblo en la mayor parte de las ocasiones, se aventuraron en una compleja odisea, enfrentándose a los peligros del mar, las enfermedades y la dureza de una vida diferente en el Nuevo Mundo.
Dejando a un lado la historia, fue la joven bailenense Mónica Villarejo Marín la que tomó la palabra para presentar a los cañeteros su primera novela ‘El castigo de un ángel’, publicada por el grupo editorial Létrame. Asentada en la propia localidad de Cañete, Mónica pudo explicar a los numerosos asistentes al acto sus inquietudes y sentimientos a la hora de elaborar su primer trabajo. Escritora desde edad temprana, confesó, ‘El castigo de un ángel’ es la primera parte de un proyecto todavía no concluso, que tendrá su prolongación en una segunda novela y que tal vez quede redondeado en forma de trilogía. Mónica Villarejo reconoció igualmente su amor por la mitología griega, que impregna gran parte de su relato, reivindicando como seña de identidad el Pegaso que aletea en la portada del libro. Agradeció igualmente el apoyo del propio Miguel Romero, a quien dijo considerar su padrino.
Anabel Sáiz Ripoll, una vieja conocida de La Alvarada, presentaba en Cañete, en esta ocasión, su última novela ‘Entre dos orillas’. Se trata de una autora nacida en Vila-Seca (Tarragona), quien sin embargo guarda raíces con la localidad de Cañete, a la que suele acudir con cierta frecuencia. Ella es Doctora en Filología Hispánica y tiene una larga trayectoria literaria a sus espaldas. Su primera novela ‘Como un girasol’, fue publicada por la Diputación de Cuenca en 2008. ‘Entre dos orillas’, publicada por Algar Editorial, cuenta la fascinante historia de Inca Garcilaso de la Vega, emparentado con el conocido autor toledano, que vivió en una época dorada para la literatura hispánica, tanto a un lado como a otro del océano Atlántico. No quiso tampoco Anabel Sáiz dejar de hablar de su obra juvenil ‘Tiempo de juglares’, aprovechando el protagonismo que éstos han tenido en el eje central de esta XX Alvarada.
Con prisas, para no dilatar ya más el evento, el propio Miguel Romero quiso dejar unas palabras acerca de su último libro, ‘La memoria del alma’. Tras más de una treintena de libros de ensayo, novela y viajes, este polifacético autor conquense presentaba al publico cañetero su primer poemario, avanzando desde el mundo de la historia y la tradición, que habitualmente suele frecuentar, para penetrar de lleno en la poesía más intimista. Cronista Oficial de la ciudad de Cuenca, pero también de la propia villa de Cañete, Miguel Romero es uno de los artífices de La Alvarada, un luchador incansable que no ha cejado en su empeño hasta poner en su lugar a Cañete y su importante patrimonio monumental. Antes de concluir el acto, quiso regalar a sus paisanos unos cuantos versos, que leyó con especial emoción –sobre todo el que pudo dedicar a su madre–. Aunque el mayor regalo de Miguel Romero al pueblo que tanto ama ha sido sin duda la apuesta por actos como el que ayer se celebraba en la iglesia de San Julián. Un encuentro literario que ya goza de un largo recorrido y que demuestra, una vez más, el compromiso de los cañeteros con el mundo de la cultura.