Estamos tan faltos de costumbre en eso de establecer filtros, depuradores ante el peculiar “magma nutricio” que en forma y modo de semideglutida papilla cotidiana nos facilitan los medios de información que, corrientemente, nos lo tragamos todo sin poder decir esta boca es mía.
Acabamos por tragarnos “todos los cuentos” evocados, el pegajoso ungüento -de similar color- con el que los múealtos de ca abla a la que se ejerce en los degustadoresilitan en pegajoso unbguentoúltiples, a la vez que unánimes, medios de información, nos empachan a diario.
Es una deglución continuada, fácil y terriblemente pasiva, solo comparable con aquella que se ejerce por los degustadores insomnes de la llamada música digestiva.
Y es este el modo mediante el cual admitimos como realidad inequívoca la realidad tal-y-como-nos-es-contada: nunca pasemos por alto el, para nada, aparente, pequeño matiz.
Ni menos cierto es que un algo más elevado espíritu socrático nos ayudaría, de seguro, a poner en cuestión la verdad de estas crónicas oficiales dadas por verdaderas, por el Gran Hermano
habitual.
Crónicas siempre escuchadas al filo de la media luz: entre la claridad y las tinieblas.
Avanzaríamos así en esto de poner retardo, alzados en una mínima rebeldía/barricada, en el rechazo a absorber esas cucharadas ofrecidas por nuestra amorosa ama de cría una vez sí y otra también.
Pues ella claro es que se preocupa, incansable, en tomar porción por porción nuestra diaria consumición, y tomándola bajo su cargo de soplar sobre ella, enfriándola (o calentándola), según convenga o no con su hálito divino, a sus fines. De paso ya, irá alterando el producto a su criterio en cada cariñosa entrega,
Antes de ponerla, cuidadosa, en nuestro paladar, rubricará: “Esto es lo cierto hijo : esta es la verdad.Sé bueno y trágala pues, (sin rechistar).”
Por lo que yo propongo: Abramos, por una vez los incrédulos ojos, abrámonos de orejas y cuestionemos hoy la versión oficial omnipresente( jamás, por definición, desprejuiciada).
Y llegados entonces a tal punto podríamos, envalentonados, hacernos al fin la tan elemental y postergada pregunta: ¿Y si la realidad , la verdadera realidad, fuera distinta –amigos-, otra, diversa de lo elaborado por el monopolio informativo?.
Es evidente, cada día hay muestras, de que existen verdades más allá de las propugnadas por los megáfonos de las Voces de su Amo.
Nadie, a estas alturas de siglo puede sustraerse al hecho inequívoco, científico, de que las verdades y las mentiras mediáticas se construyen y destruyen sin descanso ni duelo de prendas. Lo que ocurre, especialmente, en el ámbito de lo político social, durante todos y cada uno de los minutos en que nos hayamos viviendo tú y yo, querido amigo.
Y la verdad,( verdadera o mentirosa) resulta ser aquello que el aparato logra hacer que permanezca reflejado, alojado en los recovecos de la mente del receptor. Anidado allí por un tiempo levemente superior o, si se quiere : con una superior huella mnémica o emocional, un poquito más duradera de aquella otra que es capaz de ser iluminada como su única alternativa opuesta. La reiteración del mensaje consolidará, fundará de suyo una verdad, aunque no lo sea. Y la reiteración ( que está más n en sus inicios.aio (5/11/2017), cuando el objeto de preocupacialk hilo de un comentario previo sobre el mismo asunto ,llevada que asegurada por pacto antiguo) hará el resto políticamente hablando. Son las cosas de la propaganda.
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Me encuentro aquí en la necesidad de retroceder para volver a asumir algunas dudas ya expresadas al hilo de un comentario previo sobre este mismo asunto .
Lo hice en este medio ( clm-24 :5/11/2017), cuando el objeto de preocupación se encontraba aún en sus inicios.
Puesto que es del acervo común el que pueda ser este ejercicio del comentario público materia de fácil tergiversación y elevada probabilidad para el malentendido, me detengo en remarcar y apelo a la necesidad de no extraer de mis palabras la entrega de una patente de corso omnímoda.
Supondría ésta el que yo entrase a bendecir, -permisivamente-, cualquier tipo de disidencia, ultraje, diferenciación o “separatismo”, como quiera que fuere que demos en denominar el ejercicio de toda actividad puesta en marcha fuera de los cánones establecidos por los dueños del redil, en el que tal tipo de diferencias hayan venido a tener lugar. Lo que afirmo no es tal en manera alguna, ni por mi parte.
Definía yo en aquella ocasión, un poco a vuelapluma y tras los acontecimientos últimos de entonces como ”gallos de pelea” a los contendientes; corral al lar hipotético de un común espacio político y de soberanía sobre el que se establecía ya una disputa escenografiada de púgiles de raza, envalentonados y dispuestos a blandir cada uno sus propios espolones en contra del oponente.
Era de ver entonces la entrada no anunciada desde bambalinas, de un tercero en discordias (deus ex machina) que irrumpía para dirimir, de manera sorpresiva y contundente la contienda verbal. En ella cada uno de los empavonados galanes elevaba, desgañitándose, la loa y requiebro de las más altas bellezas de su dama, para unos encarnada en la eximia “Constitución”, para otros en la romántica y muy pura “Democracia en procés”.
El nuevo actor, de pocas palabras como su mentor político, con orden judicial en la mano instauró inmediatas actuaciones de Puño Duro que a uno le recordaban aquello de “¡Se sienten ,coño!”, Lo hizo justificándose por aquello de tener abierta su epidermis de intolerables rasguños recibidos. (No dijo que también se sentía afecto por ataques verbales intolerables vertidos en contra de su intocable pacto constitucional . Eso ya lo daba por supuesto).
Solo le faltó decir que lo hacía en nombre de sus muertos, como en el lenguje caló.
Y ahí lo dejábamos, confusos, viendo como los unos echaban ya los perros y los otros corrían que se las pelaban en desbandada internacional.
Y si la obra, como creo,continúa aún en vigencia y cartel, no me cabe duda de un titulo apropiado, por unánime, para ella:
“Mas de lo mismo”.Guión e idea original del sr. Artur Mas Puesta en escena y primera figura (provisional hasta nuevo galán). Honorable Sr. Puigdemont.
Contemplándola como espectador en la platea, destaca, en primer lugar, el gran desprecio y arrogancia mutua que en su puesta en escena todos los actores representativos de uno y otro bando han desplegado a través de sus papeles antagónicos, hacia el rival.
Similares, idénticos en cuanto a la capacidad de uso de las “malas artes” con las que hacer prevalecer sus criterios, sus puntos de vista sobre el del oponente.
Digamos entonces que el llamado “grupo independentista” no ha logrado ser ejemplar ni en cuanto a sus formas expositivas ni en todos los momentos(como ha pretendido). Pero también, dicho esto, hay que dejar bien claro el hecho de que su rival ha llegado a conculcar todas las posibles formas aceptables consecuentes con un mínimo respeto y admisión (auténticos) de las características particulares definitorias de cualquier rival político. Por muy execrables y combatibles que dichas características puedan aparecer en su criterio y a su juicio.
Si el poder judicativo se mostrara con la altura de miras e independencia que se le supone, el sería el único y último (último de: en ultimísimo recurso apelativo) con derecho otorgado a emitir un juicio de aceptación o condena de un ideario político.
En tanto no se llegue a ese extremo, la resolución de la ubicación de una pretensión política, se debe dirimir en la palestra política con métodos propios de un estado de derecho, en libre concurrencia, siempre abierta al diálogo y a la negociación, en auténtica democracia.
Pues hete aquí que se ha faltado a la verdad en punto a la afirmación de que se han tomado en consideración las razones del revoltoso y haberlas abordado mediante algún tipo de diálogo o análisis en relación con estas pretensiones. Es evidente que desde el minuto cero se han consignado las mismas bajo el rótulo de inaceptables y (lo que es aún mucho más grave y por ello rechazable) motivo de anatema y ejercicio de actuaciones inquisitoriales, radicales de carácter reiterado y compulsivo (extremo abuso de poder del estado).
Al presunto “golpe de estado catalanista”, contra el estado Español basado en la Constitución de 1978., se ha respondido con un auténtico golpe de Estado ( esta vez legalizado), de mano dura. Goliat se ha revuelto para aplastar al David insidioso y local.
Ha usado todos sus poderes, los de la fuerza y los de la violencia legal, pero no aquella que hubiera sido la mejor y más loable vía: la del raciocinio la palabra y la búsqueda de la concordia a partir del respeto. Se ha preferido el choque de trenes a la concordia. Al debate y al pacto.
El gobierno ha justificado sus actuaciones por una (presunta) infracción legal. (Ya los expertos en derecho de algunas naciones europeas han mostrado sus dudas de que lo ocurrido sea punible como delito de sublevación o insurrección. Y ante ello el partido en el poder desempolva nuevos criterios para ampliando matices, aplicar al caso también posibles delitos de terrorismo, de malversación… Sus jueces se ven asimismo indefensos, amenazados …etc.),. Cabría entonces hacerse una nueva pregunta:
¿ Es que toda posible revisión o crítica del “statu-quo” también va a constituir infracción legal?.Atentado al orden…, golpe de estado…, ejercicio de violencia pública anticonstitucional…, sufragio irregular… etc., máximos pecados para los que se dicen depositarios de las mas auténticas esencias democráticas, plasmadas en un “bloque constitucionalista”, único en detentar la verdad, como el Papa.
Para conseguir atajar la desmesura, sus miembros no dudan en poner en marcha mecanismos de control y aún de “ocupación del territorio”, más propios de otros tiempos, mucho más afines con los estilos de Cruzada y Estado de Excepción, que propiciadores de un clima en el que introduciendo elementos capaces de llevar a cabo un adecuado análisis de todos los componentes significativos del problema , sus representantes autorizados inicien una decidida negociación válida para todos los interesados.
No vale, no es de recibo, esgrimir el argumento de que el grupo revoltoso ni siquiera es mayoría en su territorio, tanto como decir: “Mejor te hubieras estado callado y yo hubiera tenido una etapa de gobierno tranquila, a ritmo de mis músicas digestivas, adobadas con un poco de futbol: con españolidad ”.
A partir de esta serie de supuestos, vemos que no puede mantenerse ya, por más tiempo una visión maniquea de buenos y malos, sino la necesidad de un inaplazable debate con argumentos de orden estrictamente político. Otra nueva “pequeña transición”. Y si las costuras del texto constitucional aprietan habrá que, necesariamente, descoser y tomar medidas para un nuevo traje capaz de vestirnos a todos los presentes en el lar ibérico
Por ello asombra mucho más la unanimidad de criterio de todos los medios informativos. Ni una sola opinión rectificadora del contenido, color o textura de la general papilla nutricia suministrada. Como si la lección de lo que es y significa el orden constitucional estuviera sobreaprendida.
Tercera pregunta:¿De verdad que nuestro texto sagrado encierra ya las últimas verdades?
Cabe entender también que, ante la negativa de facilitar las vías que hagan posible aceptar por ambas partes, la puesta en común, los argumentos expuestos para justificar las respectivas ausencias son los siguientes:
1.-Según los “constitucionalistas”: No hay nada de lo que hablar.
Toda pretensión adicional parte de una inconstitucionalidad previa y por ende es, de suyo, inconstitucional. No tiene carta de existencia. Puesto que no hay de que elgobierno acoge al hijo prodigo con los brazos abiertos si este se rinde).No tiene carta de existencia.Puesto qwue no hay de q hablar: NO Se Habla. (Eso sí el gobierno acogerá al hijo pródigo con los brazos abiertos si este inclinara la cerviz. Si no : le dará caña. Puño Duro).
2.-Para el “independentismo” el gobierno de la otra nación, profesa un monolítico concepto del poder y de la ley admisible (Constitución), que tiene la epidermis extremadamente sensible a la hora de percibir pruritos de orden nacionalista, que le llegan a producir picor e irritación cutánea. Por ello éste no duda en sentirse ultrajado y recurrir a la vía de “mano dura” ( que sería enteramente legal, justificada para ellos) para de este modo abortar toda desviación incipiente.
3.-En el desencuentro la batalla es, inicialmente, de imagen (las libertades, la autonomía, el derecho al ejercicio de la libertad de voto, “derecho a decidir”).
Se olvida de que se excede en introducir en su imagen social una falsa imagen de opresión social extrema, heredada históricamente de los tiempos en que sí la hubo.
Se excede al hablar de que España ( ellos al parecer no lo son) les roba. Se sienten invadidos y colonizados.
La imagen, dotada de un éxito ambiguo intenta ser exportada y ,de este modo, obtener apoyos externos.
Esta externalización del conflicto ha llevado a los actores del “procés” a situarse en la ejecutoria escénica de una esperpéntica figuración que incluye juego de plasmas, virtualidades en el ejercicio representativo y cruces entre derechos de voto y “habeas corpus” en políticos electos que no pueden hacer uso pleno de sus libertades ciudadanas y prerrogativas porque el duro puño optó por golpearles con su “violencia legal” encarcelándoles y pidiéndoles cuentas por vía judicial.
Todo un contrasentido donde, de resultas, se aviva la brasa de la disidencia, en el intento mismo de apagarla.
“Más madera” para el conflicto nunca apagado con el cortafuegos de la sensatez.
Rajoy, siempre en su ejecutoria de pésimo político, jamás curtido en las lides de un abordaje diplomático, en nombre de los santos principios- y más allá de sus apelaciones en cuanto a lo apropiado de forma e intensidad de lo decidido-, pasa a dar otra vuelta de tuerca y tras la aplicación del inefable articulo 155 ( que con toda razón quisieran exonerar voces representativas del país vasco y otras fuerzas ) pasa a la batalla campal, aparentemente, solo aparentemente, incruenta.
En el punto en que estamos, solo un pequeño paso más y todo nuevo movimiento superará ya los encuadres penalizadores de la censura (kale borroka, “terrorismo de baja intensidad” para las manifestaciones de protesta en la calle, y sus “activismos”. Delito de insurrección, de rebeldía, de alta traición…Malversación de fondos públicos si los derechos reclamados se llevan a cabo o solicitan a través de los tribunales de justicia : la misma justicia y tribunales que el “constitucionalismo” ha implantado como única manera de “entender” el problema.
Este que escribe se pregunta muy preocupadamente, si de verdad no existe un modo, una vía estrictamente política, más allá de lo jurisdiccional de poder abordar y dirimir las cuestiones en pugna y sus consecuentes.
Mucho debe España a Cataluña por su apertura intemporal a la influencia externa del vecino europeo, de la europeidad, de cuyas nuevas ideas se ha mostrado portaestandarte en muchos momentos históricos.
La sangre de la industrialización catalana, el asentamiento poderoso de su burguesía se cimentó sin duda en la base social del aluvión “charnego”. (cfr. La obra de Candel), entre otras cosas a no olvidar.. y son muchas, débitos históricos a la “ladrona” España.
Es muy posible que, llevados de su impulso “progresista” el sector independentista haya sojuzgado a sus propios hermanos no comulgantes o participantes en sus ritos y les haya declarado invisibles y en anatema, formulando contra ellos el veredicto de una inadmisible herejía, extensible incluso al resto de el país.
Pero no es menos cierto que las dosis de inmovilismo e ineptitud política del ampliamente extendido, predominante, “constitucionalismo español”, no se han caracterizado precisamente por dotar de nuevas formas, nuevo estilo, nuevo brío y elegante quite, una vez inmerso en este lance.
Muy al contrario, entiendo que se ha reeditado otra vez más una nueva versión del tradicionalismo ibérico de más larga data.
Es el momento de revisarnos, de cuestionar nuestros más profundos atavismos.
Un logro reconocido, la botadura de nuestra irrenunciable Constitución, el diario bregar de nuestra Democracia (aún reciente, pese a los aniversarios), no puede convertirse en dique represor del avanzar en la singladura que los nuevos tiempos, los nuevos acontecimientos, los nuevos ciudadanos, propugnan. Pues en otro caso estaríamos abocados a ver cumplirse las premoniciones de D. Miguel de Unamuno encarado a una realidad tremendamente semejante en sus condicionantes, la que le tocó vivir.
Aprovechemos sus admoniciones y no permitamos que la Historia tozuda repita sus errores:
Decía ya D. Miguel:
Vencer no es convencer. Se habla de una guerra de ideas, pero en España no hay ninguna idea a debatir. (…)
Esto es el suicidio moral de España, una salvajada anticristiana y antieuropea.
Esto es la militarización africana paganoimperialista. Un estúpido régimen de terror.(…).
Y, sí; son horribles las cosas que cuentan de las hordas llamadas rojas, pero no hay nada peor que el maridaje de la mentalidad de cuartel con la de sacristía.
La dictadura que se avecina va a ser la muerte de la libertad, de la dignidad del hombre.
¡Pobre España… pobre España…!!
No aceptemos el “maridaje”.Tolerancia nula a los autoritarismos, y a las violencias legitimadas. Soluciones!:No cárcel y “guerra legal” in.y lacerantes “g. es talen manera alguna.útiles y lacerantes.
Hagamos, de verdad, una España de Todos.