Un Conquense con confianza y muy bien asentado sobre el terreno de juego de la Ciudad Deportiva Andrés Iniesta del Albacete Balompié, logra dar otro gran golpe sobre la mesa, el primero de la reciente estrenada segunda vuelta, lejos de La Fuensanta.
En la primera parte, el Conquense se mostró muy superior al Albacete B. Fruto de ese dominio gozaría de varias ocasiones para inaugurar el marcador. Sólo la falta de acierto, privó a los de Ayllón de adelantarse en el luminoso. Por el bando manchego, la oportunidad más destacada llegó en el último tramo de la primera parte cuando se quedó en inferioridad numérica, por la expulsión de Cano por doble amonestación, al filo de la primera media hora de juego. Un zapatazo que nació de las botas de Germán, salió rozando el poste de la meta defendida por Sierra.
Con un Conquense que tuvo más presencia en este primer acto y que mereció mucho más, se llegó al descanso con el resultado inicial de empate a cero.
El premio del gol que no encontró y que debió llevarse la Balompédica en la primera parte, llegaría en el segundo acto, gracias en buena parte a la mentalidad ganadora de un grupo, que hoy más que nunca, a domicilio, creyó en sus posibilidades. Pero, como en cualquier ámbito de la vida, a veces es cuestión de tiempo, fe y paciencia, ligado todo ello a otro aditamento no menos importante como es la insistencia, que hoy puso en práctica de manera magistral el cuadro blanquinegro, especialmente en una notable primera mitad, donde el concienciado plantel conquense, solo tuvo en su mente, el verbo preferido que le permitió al inolvidable “Sabio de Hortaleza, Luis Aragonés, construir una de sus míticas frases que por méritos propios han quedado tatuadas en los anales de la historia del fútbol per saecula saeculorum: “Ganar y ganar y ganar y volver a ganar”.
Con ese espíritu, llegó la recompensa a los dos minutos del comienzo de la segunda parte, gracias al único gol del encuentro, obra de Adighibe, que aparte de volver otra vez por sus fueros, fuera de casa, para otorgar una victoria de mucha enjundia a su club, hoy volvió a sonreír de manera especial, como hacía tiempo no lo hacía, gracias una vez más, a la medicina natural del gol, esa que tanto necesitan los depredadores del área para sobrevivir en ese hábitat y propiciar el despegue de sus equipos.
Tras el gol tempranero del Conquense y con un hombre más sobre el tapete con respecto a su adversario, todo hacía presagiar que los blanquinegros iban a vivir una plácida segunda parte. Pero nada más lejos de la realidad, el caudal ofensivo de la Balompédica, a partir de ese momento, se diluyó gradualmente, mostrándose como una tímida escuadra que no tuvo la continuidad del primer periodo, quedando sometida por la pujanza de un Albacete B, que en el segundo tiempo se mostró más incisivo.
En resumen, el Conquense supo nadar y guardar de manera extraordinaria la ropa, con una retaguardia que se mostró muy sólida durante todo el encuentro, pero como suele ocurrir cuando no se cierran los partidos, le tocó sufrir hasta el final, llevándose un tremendo susto, no apto para cardiacos, en el tiempo de descuento. Menos mal que la joya de la cantera del Albacete, el internacional Sub 17, Álvaro García, en esta ocasión, no se mostró solvente de cara al gol.
A expensas de que se jueguen el resto de partidos pertenecientes a la Jornada 21, con esta victoria ante el Albacete B, los blanquinegros duermen segundos a un punto del CP Villarrobledo, el líder actual.
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