Vecinos de todas las edades se concentraron ayer a las 13h en la plaza del Mercado. Con pitos, máscaras y pancartas rechazaron la ampliación de una macrogranja existente y la construcción de un nueva. Así mismo, pidieron que el ayuntamiento dé un giro en su postura y deje de apoyar a estas impactantes industrias ganaderas.
La Plataforma Stop Macrogranjas Pueblos Vivos, convocante de la protesta, pretendía realizar la concentración en la plaza principal de la localidad y sede del ayuntamiento (plaza de los Condes de Priego). Pero se ha tenido que cambiar la ubicación, ante el informe de la alcaldía que alegaba razones de seguridad, afirmando que las calles de acceso a dicha plaza estarían bloqueadas por las infraestructuras de las fiestas a iniciar el 13 de septiembre. La Plataforma rechaza estas razones que entiende son políticas y no técnicas y lo demuestra
mediante una serie de fotografías . A la hora de la concentración, 4 de las 5 calles de acceso a la plaza estaban despejadas y la 5ª solo en parte ante la presencia del escenario y un generador portátil.
Para Carlos Gómez, portavoz de la Plataforma: “El mensaje de los vecinos no puede ser más rotundo: Priego no quiere las macrogranjas porcinas. Ahora está en las manos del ayuntamiento no hacer oídos sordos a este clamor popular y denegar las licencias municipales.”
Las alegaciones presentadas hoy por la Plataforma [4] resaltan, entre otras cosas, la presencia de un yacimiento del Calcolítico en los terrenos previstos para la instalación de la segunda macrogranja.
Así mismo, los vecinos de Priego, también han entregado numerosas alegaciones. Aunque cada vecino ha hecho la entrega de forma individual, se estima en más de 200 las registradas ante el ayuntamiento de Priego.
Si se llegan a construir las macrogranjas proyectadas, serían casi 14.000 plazas de porcino, es decir (al menos) 28.000 cerdos criados cada año, con un consumo de agua de 43 millones de litros.
La producción anual de purines sería de casi 30 millones de litros. Una enorme cantidad, que se debería extender por 622 Ha de terrenos agrícola provocando malos olores y el riesgo de contaminación de los acuíferos, con el agravante de que no existe ningún protocolo de control sobre el lugar en el que se depositarán dichos purines.
Estas instalaciones no generan empleo, cada macrogranja solo precisa de un operario. Sin embargo, los malos olores podrían espantar a los visitantes con lo que las instalaciones relacionadas con el turismo podrían ver mermada su afluencia de turistas y por tanto la pérdida de puestos de trabajo.
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