El Día de Todos los Santos en Cuenca es una emotiva tradición familiar donde se recuerda a los seres queridos en los cementerios. Las familias llevan flores, especialmente claveles y gladiolos, como símbolo de cariño. Este día se convierte en un tributo a la memoria y un reencuentro con el pasado.
El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se convierte en una jornada de traducción familiar. Desde hace siglos, esta fecha reúne a familias que se dirigen a los cementerios para recordar a sus seres queridos. Los sentimientos y recuerdos compartidos con quienes ya no están resurgen, haciendo de este día uno de los más emotivos y profundamente arraigados en la tradición conqunese.
En la provincia de Cuenca, la costumbre se respeta con devoción. Centenares de personas se congregan en los cementerios de toda la provincia, llevando consigo ofrendas, principalmente flores, como símbolo de cariño y respeto hacia sus antepasados. La cita es una especie de reencuentro que muchos conquenses celebran depositando claveles, gladiolos y otras flores en las lápidas de sus seres queridos
Los claveles, una tradición que perdura
Entre las flores más demandadas en Cuenca destacan los claveles y los gladiolos, elegidos principalmente por su durabilidad y su valor simbólico. "El clavel es una flor que lleva con nosotros muchísimos años, las tenían nuestras abuelas y abuelos, y por eso hoy, sobre todo, la gente mayor las prefiere", comentan desde Viveros La Mezquita. Además de los claveles, otras opciones populares incluyen las rosas, margaritas, crisantemos y orquídeas.
A lo largo de los años, las flores artificiales también han ganado popularidad. Según Viveros La Mezquita, la elección de flores naturales se intensifica en el Día de Todos los Santos, cuando las familias aprovechan el reencuentro para adornar las lapidas con plantas frescas. Sin embargo, durante el resto del año, muchos optan por flores artificiales debido a su permanencia y facilidad de mantenimiento.
Los centros florales con esponjas humedecidas son especialmente demandados por los conquenses por su duración, mientras que los ramos de flores se colocan habitualmente sobre las lápidas o en jarrones si están disponibles.
Así, el Día de Todos los Santos en Cuenca se convierte en una jornada de tributo a la memoria, donde cada flor es un símbolo de amor y un puente entre el presente y el pasado.
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