Desde enero hasta junio, Cáritas Diocesana de Cuenca ha apoyado a 37 personas en situación de vulnerabilidad, ofreciendo un espacio acogedor y un itinerario de integración sociolaboral. A pesar de los éxitos, el acceso a vivienda digna sigue siendo un gran desafío para quienes han completado su proceso de reintegración.
Desde que empezó el año hasta el 30 de junio, los Centros Residenciales de Cáritas Diocesana de Cuenca, dirigidos a Personas en Situación de Sin Hogar, en Exclusión Residenciales y Migrantes, han acompañado a 37 personas desde distintos enfoques, ofreciéndoles un espacio acogedor y cubriendo las necesidades básicas, a la par que llevando a cabo un itinerario de integración sociolaboral.
Los espacios residenciales, certificados con el sello de calidad por AENOR, cuenta con un equipo interdisciplinar, tanto técnicos como voluntarios que, poniendo en el centro a la persona, se fomentan las potencialidades de las personas para ayudarles en el momento de máxima vulnerabilidad que atraviesan. Así nos lo cuenta Juan, de nacionalidad española y con formación superior que, por diversas vicisitudes de su vida, se vio abocado a vivir en la calle. Tras un largo recorrido por la geografía española, fue acogido por Cáritas Cuenca y, después de un trabajo conjunto potenciando las capacidades de Juan, en la actualidad se encuentra trabajando como titulado superior en una empresa de la provincia de Cuenca.
“Juan es uno de los muchos casos de éxito de integración de personas que, por distintas circunstancias en sus vidas han pisado fondo y han logrado salir hacia delante gracias al trabajo de la Iglesia Católica en la Diócesis de Cuenca, gracias al trabajo de Cáritas”, asegura Paz Ramírez, Secretaria General de la Entidad.
La búsqueda de vivienda, uno de los mayores problemas
Con itinerarios próximos a finalizar una de las mayores dificultades que se están encontrando es el acceso a una vivienda digna. Debido a la oferta que existe con unos precios elevados que dificultan de manera considerable que una persona con un salario normalizado pueda tener la oportunidad de ser independiente en su propia vivienda. Es el caso de dos de los participantes, con su itinerario ya finalizado y con trabajo, pero que siguen en búsqueda de vivienda.
Marimar Resusta, responsable del Área de Inclusión Social de Cáritas Diocesana de Cuenca, señala la importancia del trabajo en el proceso de integración, donde hay personas que tienen muchas dificultades, ya que, aunque muchas están preparadas y tienen formación, con frecuencia están estigmatizadas por aspecto o forma de vivir, y cuesta que en algunos procesos laborales encuentran su sitio. Hay mucha gente que lleva mucho tiempo en situación de calle, con todo lo que esto conlleva y con pocas habilidades sociales.
El compromiso social de Cáritas Diocesana de Cuenca
El objetivo final es la integración social de las personas en nuestra sociedad para que puedan tener una vida plena y autónoma. Desde Cáritas Cuenca acompañamos y damos respuesta a las personas vulnerables y que como nos recuerda el Papa Francisco, “se han convertido en invisibles y cuyo grito de dolor es sofocado por la indiferencia general de una sociedad muy ocupada y distraída”.
Apoyo constante de la Administración Autonómica
Los Centros Residenciales de Cáritas Cuenca son un proyecto posible gracias a la colaboración y cofinanciación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través del Plan Regional de Integración Social, el Fondo Social Europeo y la Convocatoria del IRPF.
Desde hace casi 20 años, la administración autonómica se comprometió con Cáritas Cuenca a poder dar respuesta a las situaciones de máxima exclusión sociolaboral de los diferentes colectivos en la provincia de Cuenca, respuesta que se ha ido adaptando a las circunstancias de las problemáticas sociales. Una labor que sigue mejorando la vida de las personas y que es posible gracias a la colaboración constante de voluntarios, socios, donantes y empresas que están comprometidos con las problemáticas sociales.