Durante todo el fin de semana los quintos y quintas del 2006, junto a todas sus familias, trabajaban duro para que se pudiera plantar “El Chozo”. La noche fue fría, pero la unión entre todos ellos y la ilusión de mantener esta arraigada tradición en este pequeño pueblo de La Manchuela conquense hicieron que la Virgen pudiera encontrase con el niño Jesús.
No por ello no hubo lágrimas y nervios. Alrededor de las 07:00 de la mañana el cielo lloraba agua, y todo el trabajo de las familias se veía frustrado. Las cofradías locales nos sabían bien qué hacer y el párroco del pueblo no dejaba de mirar hacía Dios.
Fue entonces cuando el alcalde de la localidad, D. Leandro Rubio, (que también es cofrade) salió hacia fuera de la iglesia, habló con el director de la Banda de Música, D. Javier Serrano, y entre todos decidieron que “llueva o nieve, nadie puede arrebatar a nuestro pueblo de que “El Encuentro” y “El Chozo” puedan ser disfrutados por todos”.
Bajo la diversidad de los paraguas coloridos, comenzó a sonar el tambor con su habitual marcha procesional; y los cofrades, acompañados de las autoridades y del párroco, de dispusieron a recorrer los 300 metros que unen la Calle del Calvario con la Parroquia. Una vez llegados allí los fuegos artificiales sonaban al ritmo de los aplausos de los vecinos y visitantes. ¡Dios ha resucitado! ¡Aleluya!.
Sin dejar que el reloj corriera las Quintas amarraron al niño recién resucitado y los Quintos a la Virgen María. Ahora ya con alegría y fe las puertas de la parroquia se abrían para poder recrear, con más tranquilidad, el tradicional Encuentro.
Al ritmo del compás de la Asociación Musical “San Julián” los feligreses acabaron con la misa del Domingo de Resurrección, donde el párroco, D. Daniel Jiménez mostró su gratitud al ver cómo “todo el pueblo se ha unido, de una manera elegante, para que esta histórica tradición pueda realizarse”