Semana Santa

Multitudinaria procesión del Santo Entierro

(Foto: cuencanews.es).
Redacción | Sábado 30 de marzo de 2024

Las puertas de la Catedral se abrían pasadas las 9 de la noche, mientras una multitud de conquenses llenaba la Plaza Mayor. Un cortejo fúnebre salía a la calle, y muchos quisieron acudir para mostrar sus respetos ante las tres tallas del cortejo procesional. Una vez más, la imagen de la Plaza Mayor rebosaba de gente.

En silencio sepulcral, mucha gente se admira y lleva en su interior la pena por la muerte de Nuestro Señor.

Los estandartes y guiones de todas las hermandades de la Semana Santa de la capital salían de la Seo conquense, mostrando su acompañamiento en un momento de dolor. En primer lugar.

La talla de la Cruz Desnuda, una imagen que representa fielmente la soledad del monte Calvario, salía a las calles de la ciudad, anticipando lo que vendría después. El silencio de las horquillas era el único sonido que rompía su silencio.

Esa imagen perfecta del dolor, del sufrimiento y del cuerpo sin vida, creada con tanto ingenio por Marco Pérez, seguía al yacente. Después de que la talla saliera en hombros de sus banceros al sonar el himno nacional, se volvía a respetar ese luto interno que cada conquense llevaba. Acompañando a la imagen, no faltaron las manolas, luciendo peineta y mantilla y mostrando un semblante serio.

Nuestra Madre en soledad estaba allí, finalmente, frente a la Cruz desnuda. En esa desgarradora talla esculpida por María Alonso, se traslada de manera brillante el dolor de una madre al quedarse sin su hijo a la madera.

Comenzó un desfile hacia el Salvador, con las tres tallas ya en la calle. No había tanto público como días anteriores, pero el respeto y el silencio hacia el momento que está en la calle quedaba más que patente: silencio, silencio y más silencio.

Desde el rugir de los tambores y clarines en la madrugada conquense con ese Camino del Calvario, hasta el silencio más sepulcral que ya En el Calvario de esta tarde comenzaba a llenar las calles de la ciudad, contrasta un silencio que marca el inicio de este Viernes Santo.

Esta pompa fúnebre continuó y concluyó de la siguiente manera: en la salida, hubo silencio; al bajar del Casco, también hubo silencio; y en ese momento íntimo que la calle de los Tintes otorga a este desfile, solo se rompió por las exquisitas interpretaciones de la banda municipal de música y el rumor del Huécar.

El Salvador, haciendo las veces de Sepulcro, dejó atrás este sonido.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas