La procesión de Paz y Caridad en Cuenca fue suspendida debido a las malas condiciones meteorológicas. Los hermanos y numerosos conquenses visitaron la Iglesia Parroquial de la Virgen de la Luz para rezar y contemplar los pasos preparados, con la esperanza de que el próximo año se pueda llevar a cabo la procesión.
"Suspendida la procesión del Paz y Caridad, se acuerda POR UNANIMIDAD, por responsabilidad y seguridad, ante las inclemencias meteorológicas adversas previstas para la tarde del Jueves Santo, reunidas las hermandades que conforman el cortejo de Paz y Caridad y el presidente y vicepresidente de la JdC."
Hacia el mediodía, se hizo oficial la suspensión de la Procesión de Paz y Caridad, que debía haber llenado las calles de Cuenca de nazarenos y fe en este Jueves Santo soleado. La Archicofradía y las siete hermandades decidieron suspender el desfile por unanimidad, activando el protocolo de lluvia y ante las malas previsiones para esta tarde. Hoy, las palabras más escuchadas entre los representantes, el presidente ejecutivo y la Comisión Ejecutiva de la institución nazarena han sido responsabilidad y seguridad. La pena, al igual que la procesión, se sentía en el interior de todos.
En el momento de la suspensión, las puertas de la Virgen de la Luz se abrían para permitir la visita de hermanos, devotos y curiosos al templo, con los pasos en andas y listos. En el Jueves Santo conquense, se repitieron escenas familiares ante todos ellos: grupos de hermanos que se fotografiaban frente a la Imagen devocional a la que hubieran querido acompañar en la calle, hermanos rezando esa oración que habrían hecho en procesión, personas que limpiaban y acondicionaban más por no quedarse quietas que por necesidad real, y aquellos que simplemente contemplaban con un nudo en la garganta que les impedía hablar. Y los abrazos. Esos abrazos después de los cuales no hace falta decir nada más. Esas miradas que se empañan al encontrarse y que significan "otro año será".