La Fundación Antonio Pérez, dependiente de la Diputación de Cuenca, ha inaugurado esta tarde la exposición Paisajes sin tiempo del artista valencia Calo Carratalá que cuenta con casi 200 obras de distinto tamaño y podrá verse en la sala de exposiciones temporales hasta el próximo 2 de junio. Esta muestra está ambientada en los dos últimos viajes que el artista valenciano llevó a cabo a África, concretamente a Tanzania en el año 2017 y posteriormente a Senegal en el año 2023.
En esta inauguración han participado el director de la FAP, Jesús Carrascosa, y el propio artista de Torrent, Calo Carratalá, que han estado acompañados por amigos de la fundación y estudiantes de bellas artes. Durante su intervención Carrascosa ha hecho una defensa de “la buena pintura” algo que siempre ha defendido Antonio Pérez con uñas y dientes, por esta razón, considera que la obra de Carratalá completa el discurso museístico del Centro de Arte Contemporáneo.
El pintor, por su parte, ha reconocido que es un auténtico lujo exponer en la FAP porque la ha visitado muchísimas veces como espectador, el autor ha hecho un repaso por su técnica pictórica inspirada en los viajes y ha detallado que se basa en la fotografía como “punto de arranque” para crear la posterior obra. Carratalá también ha reconocido que tiene pinturas de la provincia conquense, concretamente de la comarca de la Manchuela.
Carratalá ha hecho un recorrido por el paisaje que se inició en su entorno más inmediato de la huerta en su Torrent natal para proseguir por los Pirineos y los Alpes. Sin embargo, su mirada no se detuvo en los macizos europeos sino que buscó adentrarse en espacios periféricos, en un desplazamiento hacia la naturaleza: antes de internarse en África, objeto de esta exposición, su paleta de color viajó a la selva amazónica. Allí empezó a plasmar sobre la tela los verdes densos en contraste con los blancos en los que hasta ese momento había hurgado en paisajes nevados, tanto los pirenaicos y alpinos como en las zonas nórdicas de Noruega.
Sus figuras humanas tienen una presencia a veces anecdótica en medio de la inmensidad del paisaje, a veces protagónica a modo de relato de su propio modus vivendi. En sus telas de los pescadores en Tanzania sitúa la mirada en el esfuerzo y en las tradiciones, en un devenir diario en el que el trabajo con las manos y las artes de pesca establecen un diálogo con preponderancia de los marrones en lo que apenas son un esbozo de líneas.