La financiación alternativa ha posibilitado algunos de los proyectos empresariales más importantes de la historia. Toda empresa requiere de cierto periodo de maduración para consolidar su modelo de negocio aunque este tipo no es algo estandarizado ni absoluto por lo que puede oscilar significativamente en función de su naturaleza y de otro tipo de circunstancias. En algunos casos, este período es superior al que pueden exigir los inversores clásicos y las entidades bancarias convencionales o, por ejemplo, los inversionistas que, de salir dicha compañía a bolsa, exigirían sus correspondientes dividendos con cada ejercicio.
La realidad es que, en muchos casos los dividendos no se materializan como tal hasta que transcurren una cierta cantidad de años. Esta es, de hecho, la razón por la que muchas empresas que se sostienen a través de una operativa de financiación privada no salen a bolsa después de varios años de que el proyecto se haya consolidado en el mercado comota
La razón principal es que algunos proyectos o empresas necesitan de un tiempo de maduración mucho más largo que el que podrían exigir entidades bancarias o inversores clásicos, de igual modo a lo que exigirían el conjunto de accionistas de la compañía si esta saliera públicamente a bolsa: un inversor que compre acciones de una compañía espera dividendos durante cada ejercicio, pero muchas veces esto no es posible y los dividendos no aparecen hasta al cabo de varios años. Por esa razón muchas de las compañías que basan su operativa inicial en la financiación privada no salen públicamente a bolsa hasta que no han pasado varios años o décadas y el proyecto se ha consolidado de forma definitiva.
No obstante, la financiación alternativa empresas también es una opción viable y altamente conveniente para pymes y compañías de dimensiones medianas o más reducidas. El acceso a prestamistas particulares que invierten su capital en proyectos de pequeños empresarios mediante préstamos hipotecarios hace posible evitar la financiación privada con grandes fondos de inversión.
En caso de que la empresa en cuestión posea una propiedad de tipo inmobiliario a titularidad propia (por ejemplo, un hotel, un alojamiento, una nave industrial o bien un local comercial) podrá emplear dicho recurso como un aval para acceder a una modalidad de financiación que no tiene en cuenta el grado de endeudamiento así como la figuración en archivos y listados de morosidad.