Llorens ha reconocido que es una prueba “muy explosiva, muy agónica y una de las mejores del panorama nacional”, y se está preparando de forma intensa para completar el recorrido, después de tres años sin competir en esta modalidad a causa de la pandemia, que realizará este próximo sábado 22 de abril.
Llorens ha participado casi una decena de veces en la Subida al Hotel Bali, y aunque su récord ha sido rebajado ya por un atleta alemán a 4:20, ha explicado que acude invitado por la organización “que cuenta conmigo porque he dejado huella allí”.
Ha señalado que “no voy a ganar, la gente joven viene pegando muy fuerte y no es lo mismo competir con 30 o 40 que con mis 52”, pero aun así ha afirmado que “me he preparado a conciencia”.
Uno de los objetivos que se propone es bajar de los cinco minutos “que ya es una cosa muy seria, hay muy pocos que lo hacen”, aunque ha admitido que el hecho de que “cuenten conmigo ya es un triunfo”.
Ha afirmado que se está preparando muy bien, con “muchos cuidados, en la alimentación y en lo físico”, ya que él se ve bien pero sabe que “es muy exigente, sobre todo para una persona de mi edad”.
Tras el récord de hace nueve años, Llorens ha acudido a competir a cimas como la Torre Eiffel, en París (Francia), o las 118 plantas del International Commerce Center de Hong Kong (China).
Tras la prueba alicantina, el próximo mes de mayo tiene otra competición en la Torre Emperador de la Castellana, en Madrid, y reconoce que antes de retirarse le gustaría participar en la subida al Empire State Building de Nueva York (EE.UU).