La investigación se inició cuando los agentes, tras realizar una búsqueda en un conocido portal de compra-venta de Internet, localizaron un anuncio en el cual se vendía 50 monedas supuestamente romanas por la cantidad de 120 €.
La Guardia Civil pudo comprobar que el vendedor poseía 50 monedas que abarcaban una secuencia cronológica muy amplia (Época romana, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea). Al serle requerida la documentación que acreditase la legal procedencia de las monedas, no pudo hacerlo, manifestando a su vez diversas versiones de cómo las había conseguido. Dada la estrecha colaboración que mantiene la Guardia Civil de Cuenca con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, los agentes tras proceder a la incautación de las monedas, las remitieron al Museo de Cuenca para su estudio y realización del preceptivo informe.
Una vez confeccionado el informe por el Museo, se hacía constar que se deducía que las monedas habían sido extraídas de forma ilegal y sin autorización del subsuelo, localizándose mediante el uso de detectores de metales, dada la abundancia de restos de tierra, sales y cloruros que presentaban todas ellas. Provocándose, una vez en contacto con el aire, una corrosión y aspecto característico al ser sacadas de la tierra bruscamente sin medios adecuados y sin recibir los tratamientos idóneos para su conservación. Además todas las monedas incautadas tenían carácter de Patrimonio Arqueológico y su extracción había causado daños irreparables e irreversibles en los yacimientos arqueológicos.
Por todo ello, la Guardia Civil investigó al vendedor de las monedas por la supuesta comisión de un delito contra el Patrimonio Histórico, un delito de apropiación indebida y un delito de receptación.
Las diligencias instruidas fueron puestas a disposición del Juzgado de Instrucción Decano de Cuenca, quedando las monedas incautadas depositadas en el Museo de Cuenca.