Artículos de Opinión

La desgracia de Cuenca, más allá del ferrocarril

En imagen Fernando Casas Mínguez 
Miércoles 02 de febrero de 2022

La polémica sobre el ferrocarril, ha dado lugar a que los representantes de los dos partidos políticos que han venido detentando los poderes públicos, se echen en cara sus incumplimientos y su excepcional incompetencia. En medio de este espectáculo, de interminables reproches, la gran perjudicada es Cuenca.

Hace años, la provincia se quedó sin la proyectada autovía de Teruel, porque el PP no quiso que se hiciera, siguiendo órdenes Madrid. Y en estos días, parece que el PSOE proyecta dejar a la provincia sin la línea del ferrocarril, porque es lo que pretende el Ministerio, admite Toledo y aceptan con entusiasmo los dirigentes socialistas del lugar.

Es muy importante que la ciudadanía de Cuenca tenga claro que, si dejaran a la provincia sin la línea de ferrocarril convencional, se debería a que las Cortes y el Gobierno de Castilla-La Mancha han decidido no mover un dedo. Si la Junta de Comunidades, tuviera algún interés y llevara a cabo las actuaciones oportunas, la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia no se desmantelaría.

Es obvio, que si el gobierno de García-Page quisiera, podría invertir los fondos estatales y europeos recibidos en la electrificación y renovación de la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia, quitando argumentos a los salvapueblos, que ven una oportunidad política en la despoblación.

Sería clave la inversión en Cuenca porque, como apuntó el vicepresidente del gobierno regional Martínez Guijarro, las comunicaciones por ferrocarril son “vitales para la vertebración y la fijación de la población del territorio”.

No cabe duda de que el ferrocarril de Madrid-Cuenca-Valencia se podría mantener, con tanta justificación como el de la línea de Hellín-Cartagena. Una línea que sigue ahí, porque la Junta consiguió que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana no la desmantelara, perjudicando a la Comarca de Hellín y de Murcia.

Todos los grupos políticos, aprobaron en las Cortes, por unanimidad, la Proposición no de Ley del Grupo Popular, exigiendo además que la línea de Hellín “se incluya dentro de las obligaciones de servicio público”, para garantizar su persistencia.

Que todos los grupos políticos se hicieran eco del deseo de la provincia de Albacete, fue un hecho histórico en Castilla-La Mancha, pero limitado a una provincia. El vicepresidente del gobierno regional lo subrayó diciendo, que la generosidad de todos los partidos resultó fundamental, para mantener viva la esperanza de “crecimiento con el tren”, que exigía la ciudadanía de Hellín.

Sin embargo, esta generosidad histórica de los partidos de la región, no llegó a Cuenca. ¿Por qué la Junta parece tan dispuesta a destruir, en nuestra provincia, la esperanza de crecimiento con el tren? ¿Por qué la Junta prefiere tachar con una cruz a la provincia, proponiendo un improvisado plan XCuenca, para que siga siendo la más atrasada de la región?

Quizá el drama de Cuenca se deba, a que los políticos de los dos partidos que se turnan en el poder, actúan como si fueran los enemigos de la ciudadanía. En vez de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad de individuos y grupos sean reales y efectivas, se ensañan con las gentes de esta provincia abandonada y con poca representación en las Cortes. No actúan para remover los obstáculos que facilitan la participación, sino para lesionar los derechos, en detrimento de la dignidad, de unas personas en desventaja para defenderse.

La desgracia de Cuenca, no procede de que tenga deseos desmesurados, imposibles de cumplir. Sus reivindicaciones por la electrificación del ferrocarril, el desarrollo sostenible y una distribución equitativa de los fondos europeos (dando más a quien menos tiene) de acuerdo con los objetivos de la agenda 2030, son justas y razonables. Pero los servidores públicos, elegidos por el pueblo soberano, no actúan con decencia, son miopes y prefieren atender la demanda de los empresarios de la CEOE-CEPYME, que piden al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana que no invierta en la línea del ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia, para hacer negocio, dando el pelotazo (ganancia fácil y rápida), mediante la especulación con los terrenos públicos (propiedad de todos los ciudadanos), aunque produzcan la decepción, la frustración y la desgracia de las gentes de una provincia despoblada.

La ciudadanía de la provincia de Cuenca no debe aceptar que la situación siga degradándose. Es indispensable que quienes aman Cuenca y la provincia se impliquen más en la vida política y, con coraje cívico, ejerzan sus derechos de participación política, para recordar a la Junta que su primer objetivo es superar los desequilibrios territoriales existentes, en efectivo cumplimiento del principio constitucional de solidaridad.

Fernando Casas Mínguez

Profesor de Ciencia Política

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