Fue una tarde del 5 de diciembre de 1996, 6 de diciembre hora española, cuando la Unesco, en una reunión celebrada en la Ciudad de Puebla (México) inscribió al Casco Antiguo, el barrio del Castillo, las hoces de los ríos Júcar y Huécar que lo rodean y a los barrios de San Antón y Tiradores como Patrimonio de la Humanidad.
Toda una historia que se remonta al año 1982, cuando la Unesco publicó una lista previa con ciudades y monumentos a lo largo del mundo que podían ser susceptibles de ser Patrimonio de la Humanidad, siendo en 1984 cuando las primeras distinciones llegaban a España con inscripciones como la Alhambra de Granada o la Catedral de Burgos.
No fue hasta la cuarta legislatura del actual periodo democrático cuando el entonces alcalde, José Manuel Martínez Cenzano, comenzó a dar los primeros pasos para que Cuenca ostentara el privilegio de ser Patrimonio de la Humanidad. Este encargó numerosos expedientes previos a conformar la candidatura para evaluar un plan especial del Casco y de las hoces, con el fin de que después surgiera el grueso del expediente para la candidatura de Patrimonio de la Humanidad.
Toda una serie de trabajos que trajo a la ciudad de las Casas Colgadas la novena distinción de una ciudad Patrimonio de la Humanidad en España en 1996, pero el camino hasta llegar aquí no fue fácil.
La iniciativa para que Cuenca presentara su candidatura a Ciudad Patrimonio de la Humanidad arrancó en 1988 por parte de la Cámara de Comercio, presidida entonces por Rafael Araque, aunque no fue hasta 1994 cuando el Ayuntamiento de Cuenca comenzó a tramitar la solicitud aunando el apoyo tanto del Gobierno de España como de las Cortes de Castilla-La Mancha y otras ciudades que ya habían obtenido la declaración.
Paralelamente a la elaboración de esta candidatura, el Ayuntamiento de Cuenca presentó entonces ante el Ministerio de Hacienda una solicitud para que dieran a la ciudad un plan FEDER, que en aquel momento constituyó una lluvia de millones (de pesetas) para proteger el patrimonio de la ciudad, así como fomentar el desarrollo de infraestructuras para el turismo, como fueron el parking de Mangana, San Pedro, el museo de las Ciencias entre otras.
En todo este proceso hubo una figura clave: la de Miguel Ángel Troitiño, fallecido el pasado abril de 2020. Fue el autor de la parte histórica del informe con el que Cuenca fue declarada Patrimonio de la Humanidad, un trabajo se singular valor que ha producido multitud de beneficios a la ciudad en los últimos 25 años.
Con el cambio de gobierno local y la llegar a la alcaldía de Manuel Ferreros llegó la tan ansiada declaración por parte de la Unesco un 6 de diciembre de 1996, en donde tanto Cuenca como su entorno natural y los barrios de San Antón y Tiradores eran inscritos en la lista del patrimonio mundial.
Una declaración que trajo a Cuenca, además, la constitución del Real Patronato de la ciudad, una inyección económica sin precedentes y que gracias al cual se han podido llevar a cabo numerosas obras en la parte alta de la capital, como ha sido la remodelación de la Plaza de Mangana, el Jardín de los Poetas, la reciente reconstrucción de la calle de Canónigos o la rehabilitación de la casa del Corregidor.
Creación del Real Patronato, el Consorcio de la ciudad, que trajo hasta la capital una inyección económica importante sin el que muchas de las obras que se han llevado a cabo en la parte alta estos últimos 25 años quizás no se hubieran podido llegar.
Un periplo de 25 años que ha llevado a Cuenca formar parte ahora de las 1.154 propiedades que forman parte de la Lista Mundial del Patrimonio de la Unesco, de las que 897 son joyas culturales, 218 son naturales y 39 son mixtos.
Ahora, con motivo de esta efeméride, el Ayuntamiento descubrió una placa conmemorativa en al recién abierta al tráfico de viandantes calle Canónigos, en donde está esculpido el logotipo de estos 25 años.
Al mismo tiempo, para estos días el Consistorio de la capital ha programado una serie de actos especiales en el Teatro Auditorio José Luis Perales. Este lunes día 6 será el grupo Caminero Quinteto quien ponga tintes de flamenco y jazz a tan notable celebración, y el 7 de diciembre será el turno de José Mercé, tras haber pasado ya por las tablas del principal centro escénico de la ciudad artistas como María Moreno o bandas como la Royal Film Concert Orchestra.