Así de rotunda es la recomendación que desde hace unos días responsables de salud e instituciones científicas vienen haciendo en distintos medios con la intención de que el mensaje llegue alto y claro a toda la población y especialmente a todas las mujeres embarazadas.
La unión en este esfuerzo común precisamente en este momento se debe a dos factores principalmente. Por un lado la evidencia científica proporcionada por los grupos de investigación dedicados al estudio del efecto de la infección por Coronavirus en las embarazadas y sus hijos que ha acabado resolviendo muchas de las dudas que se tenían al inicio de la pandemia. En este sentido cabe destacar la labor del Spanish Obstetric Emergency Group Study, creada en red al inicio de la pandemia y liderada por el Dr. Óscar Martínez del Hospital Puerta de Hierro, uno de los grupos más activos a nivel mundial y que ha conseguido una mayor red de centros y gestantes en seguimiento y un mayor número de publicaciones científicas en revistas de prestigio a nivel internacional.
Por otro lado la preocupante situación de contagio que supone esta quinta ola estival en nuestro país, con niveles de contagio superiores a los de cualquier otro momento de la crisis sanitaria y, muy especialmente, en la población de menor edad entre la que se encuentran las mujeres embarazadas.
A día de hoy, con mucha más información al respecto, no es que pensemos que la gravedad del cuadro en las embarazadas es mucho mayor, pero, una vez vacunada la población de mayor riesgo por edad y desbocada la infección entre la población más joven por una falsa sensación de invulnerabilidad, el riesgo de que una embarazada se infecte por el virus es muchísimo mayor que en cualquier otro momento de la pandemia. Y por ello la cantidad de complicaciones obstétricas graves a causa del coronavirus se están multiplicando en las últimas semanas y llevan a estos grupos punteros en la investigación del efecto del SARS Cov2 en el embarazo a esforzarse por hacer llegar su mensaje a toda la sociedad.
Estos investigadores están detectando que a la mayor parte de las gestantes con complicaciones graves se les ha ofertado ya en algún momento la posibilidad de vacunarse de acuerdo a las recomendaciones científicas claras disponibles desde hace meses al respecto y ellas lo han rechazado. Rechazos que obedecen a una política errática a nivel institucional respecto a las vacunas, a un fracaso en la comunicación sobre la ya más que clara inocuidad de las vacunas dentro y fuera del embarazo y al error extendido y mal entendido desde la crisis de la talidomida en los años 60 de no tomar ninguna medicación durante el embarazo, así como una falta de percepción del mayor riesgo de complicaciones de diverso tipo que se tienen durante el embarazo en caso de contraer la infección por coronavirus.
Los Dres María José Núñez y Joseandrés Guijarro, de Zaida espacio de salud, han sido los responsables del grupo en red liderado por el Dr. Óscar Martínez de recoger y analizar los datos de gestantes con coronavirus en todo el área integrada que cubre el Hospital Virgen de la Luz. Ya en febrero de este año y con la evidencia científica acumulada hasta entonces animaban desde su blog a las gestantes a vacunarse cuando tuviesen acceso a tal posibilidad y colaboraban con el registro de gestantes vacunadas contra la COVID-19 que ha conseguido alcanzar la clara evidencia de la inocuidad de la vacunación con RNAm durante el embarazo. https://zaidasalud.wordpress.com/2021/02/07/vacunacion-de-covid19-en-gestantes/
Según nos cuentan, y en base a los estudios publicados por dicho grupo, los riesgos que se asumen por no querer vacunarse no son nada despreciables y afectan tanto a la madre como al bebé. Treinta de cada mil gestantes infectadas precisa ingresar en una UCI y una de cada mil fallece a causa de la infección. Es cierto que el 80% de las gestantes desarrolla una infección asintomática, pero incluso estas tienen un riesgo casi cinco veces superior a las que no han padecido la infección. Y ello debido a complicaciones obstétricas como preeclampsias o problemas trombóticos ahora ya claramente asociadas a la infección por coronavirus. Para el 20% de las gestantes que sí desarrolla síntomas, independientemente de su severidad, el riesgo de acabar en una UCI es casi cuarenta veces superior al de las no infectadas, y en caso de neumonía cien veces superior. Estas complicaciones severas maternas conlleva directamente un mayor riesgo de prematuridad que es dos veces superior en las infectadas, independientemente de que sean sintomáticas o no, respecto a las no infectadas. Igualmente sabemos que el riesgo de acabar en la UCI de los nacidos de una madre con coronavirus o el riesgo de una muerte intraútero son cuatro veces superiores a los riesgos de una gestante no infectada por coronavirus.
Riesgos que son evitables con unas vacunas, especialmente las creadas a partir de ARNm, que ya sabemos inocuas durante el embarazo aunque durante su fase de desarrollo no se incluyesen gestantes en los ensayos clínicos. Y vacunas que, una vez administradas a la población más vulnerable por edad y actividad, están disponible para el rango de edad que abarca a las gestantes. Este rechazo está ocasionando riesgos innecesarios para madres e hijos es únicamente por ignorancia y por claras deficiencias en la estrategia de comunicación, tanto por parte de las instituciones sanitarias como de las sociedades científicas o incluso los mass media en general.
Por ello, los obstetras se están uniendo y esforzando en hacer llegar a la sociedad de manera clara y precisa que todas las embarazadas, independientemente de su nivel de riesgo de exposición y del momento de su gestación, deben vacunarse lo antes posible frente a la Covid19.