La investigación, que involucra a las áreas de Química Física, Tecnología de Alimentos, Física de la Tierra, Bioquímica y Biología Molecular y Química Analítica, se ha llevado a cabo a partir de los datos recabados por un captador ubicado durante un año en la terraza del edificio de Sabatini, en el Campus de la Antigua Fábrica de Armas de Toledo. A partir de las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5), el equipo ha cuantificado y analizado tanto los metales asociados como las poblaciones de microorganismos (hongos y bacterias), con el objetivo de caracterizar sus potenciales relaciones y dependencias y su evolución estacional, diaria y horaria.
Por otra parte, utilizando modelos de dispersión se han analizado los mecanismos atmosféricos y las fuentes de todos estos elementos, concluyendo que en ningún caso los niveles detectados están cerca de los límites establecidos por la legislación y que las fuentes responsables de las partículas son principalmente las calefacciones domésticas y el polvo en suspensión procedente del Sahara. En el análisis de los microorganismos no se han observado diferencias estadísticamente significativas con las estaciones.