Cuenca

Esplendor abstracto en el nuevo interior de las Casas Colgadas

(Foto: Facebook Jose Luis Martinez Guijarro).
Lorena Mayordomo | EFE | Domingo 27 de septiembre de 2020
La remodelación integral de las icónicas Casas Colgadas ha devuelvo el esplendor a este espacio gastronómico inspirado ahora en los artistas del Museo de Arte Abstracto Español, a la vez que permite de nuevo adentrarse en sus populares terrazas, suspendidas en la hoz del río Huécar, una vez tratadas las patologías estructurales.

La redacción del proyecto, a cargo de Javier y Miguel Ángel Redondo, del estudio Redondo Soria Arquitectos de Cuenca, conjuga el carácter de los artistas que impulsaron el pionero Museo en 1966, con los siglos de historia del popular inmueble, que data del siglo XV y está declarado Bien de Interés Cultural.

La actuación ofrece hasta cinco estancias distintas y funcionales, con capacidad para cerca de un centenar de comensales, tras incorporar nuevos espacios de la contigua Casa de la Sirena, con vistas al exterior hasta ahora desconocidas.

Durante un recorrido por su interior, donde estos días trabajan en ultimar “los pequeños detalles”, Javier Redondo explica que la reforma ha sido “una apuesta arriesgada pero necesaria”, que ha perseguido plasmar en el edificio “icónico” del casco antiguo de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad, la obra de los artistas del Grupo El Paso.

Una “prolongación” en la que, por ejemplo, las creaciones sobre tela de arpillera del grabador y pintor canario Manolo Millares parecen evocarse en la estancia principal, el denominado comedor Sala Negra, que se mezcla con el bello artesonado original y los pilares ya barnizados y reparados.

El salón más significativo da acceso a los populares balcones, desde donde los comensales tendrán la sensación de estar “volados” en la terraza sobre la hoz, algo de lo que no se podía disfrutar desde hace años porque la carcoma supuso una encrucijada para su estabilidad, apunta Redondo.

Desde ahí se puede contemplar el popular puente de San Pablo, el paisaje y la naturaleza conquense, igual que desde la sala superior, en este caso en blanco inmaculado, amplia, con techos altos y diseño atemporal.

Los antiguos aseos se han reconvertido en una coqueta bodega, donde se instala una mesa de ónix, junto a otra de las salas, próxima a la renovada cocina o el comedor del Rey, que permitirán en su conjunto ofrecer diferentes funcionalidades gastronómicas para obtener un mayor rendimiento empresarial.

La piedra original queda a veces al descubierto en varias partes de este edificio, que serpentea, como las calles de Cuenca y sus fachadas estrechas, con profundidades largas y espacios pequeños, con el granito, el cristal, la iluminación insertada, los elementos automatizados y un sistema de climatización eficiente.

Ahora es además accesible gracias a un salva escaleras en la puerta principal, donde da la bienvenida un entramado de varillas metálicas, que recuerdan a la escultura de Eusebio Sempere con el patrón de Moiré.

Lugar donde también tendrá hueco, gracias a un negativo, una reproducción de la mítica instantánea “de la escalera” de Fernando Nuño del verano de 1966, día en el que inmortalizó, con más de una veintena de artistas, la inauguración del Museo (el primero de arte contemporáneo de España), que ahora gestiona la Fundación Juan March.

Al inmueble, al que se le ha cambiado incluso la cubierta, se le ha dotado de un segundo acceso, por la Casa de la Sirena, con un llamativo blanco en la fachada donde se ha ocultado todo el cableado que permite realzar el forjado original de sus rejas, una vez cepillado.

Para Redondo ha sido un “orgullo” poder intervenir en este espacio, que reconoce estaba “muy deteriorado”; lleva cerrado desde 2013 cuando dejó de funcionar el antiguo mesón.

Las obras comenzaron en diciembre de 2018, pero han sufrido retrasos, tanto por la carcoma como por la declaración del estado de alarma el pasado mes de marzo.

Está previsto que antes de fin de año se resuelva el concurso de adjudicación de arrendamiento del restaurante, que pretende convertirse en un referente gastronómico de primer nivel en toda España.

El presupuesto final del proyecto, sufragado por el Consorcio Ciudad de Cuenca, ha sido de 1.051.998,06 euros, según han informado fuentes del Ayuntamiento de Cuenca, propietario del inmueble.

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