Cuenca

Las dos almas de Rosario La Tremendita cautivan al público de Estival Cuenca

(Foto: Mario Gómez).
Redacción | Domingo 02 de agosto de 2020

Estival Cuenca cerró su edición 2020 con un espectacular concierto de la trianera, acompañada en el cartel por la bailaora conquense Virginia García Vicente

Estival Cuenca confirmó con el concierto que cerró la edición de 2020 que a veces, en la vida y en los festivales, merece la pena arriesgarse. Rosario La Tremendita, una de las propuestas más atrevidas del cartel de este año, cerró el ciclo conquense con una actuación de muchos quilates en la terraza Natura del Museo Paleontológico, redondeando una semana de música que, a su manera, ha aliviado a la ciudad de la angustia de la pandemia.

Tiene La Tremendita dos almas musicales y ambas dejaron huella en el escenario Natura de Estival Cuenca. Sus grabaciones no terminan de dar pista de lo que único va a encontrarse cuando llega el momento del directo. Por eso impacta que la trianera se presente ante el público con su mono, su bajo eléctrico y una propuesta musical afín a la psicodelia setentera, como si una flamenca se hubiera colado en el cartel de Woodstock. Confirmaba su apuesta con un cante por serranas en el que se repetía un mensaje que bien podría considerarse una declaración de intenciones en este verano en el que la cultura se abre paso como puede: “una sola palabra para los cobardes”.

Sin embargo, Rosario La Tremendita conjuga esa apuesta musical más radical con un estilo más tradicional, como demostró cuando con el cajón y una guitarra más flamenca demostró su poderío en un cante por serranas y un homenaje a la tierra gaditana. La de Sevilla defendió su título de cantaora con una voz que, como algunos de los espectadores coincidieron en señalar, rememora a las voces flamencas del pasado.

Siempre desde el respeto a las raíces, el repertorio de La Tremendita vuelve en cuanto tiene ocasión a la electricidad, con canciones que se asoman a Deep Purple e incluso coquetean con el punk. Pero al final la sevillana, que tiene los pies en el suelo, sabe cómo conjugar lo mejor de los mundos musicales que le alimentan. Por eso en el tramo final del concierto rinde homenaje a su bisabuela, Enriqueta La Pescaera, con una bulería en la que se atreve con cajón, bajo y voz al mismo tiempo, confirmando que se atreve con todo y que el sobrenombre se le queda corto, porque tiene tanto arte que deberíamos conocerla como La Tremendísima.

Antes del concierto que ha cerrado esta edición de Estival se subió al escenario la bailaora Virginia García Vicente. Acompañada en esta ocasión por Sonia Cortés y Vicente Bermúdez, la conquense demostró una vez más por qué es una apuesta fija en el cartel de este festival cada verano. Su baile en esta ocasión estuvo lleno de alegría y a la vez de desahogo, como si en sus zapatos el mundo entero se estuviera sacudiendo el peso del sufrimiento acumulado durante esta pandemia.

Con este cierre flamenco Estival Cuenca se despedía de su edición más difícil, en la que el público ha puesto mucho de su parte con su buen comportamiento y el seguimiento de las normas sanitarias para intentar frenar la propagación del coronavirus.

Jesús Huerta

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas