La distancia social de dos metros entre personas, el miedo a contagiarse en el transporte público o la reducción del aforo de pasajeros para evitar un nuevo repunte de la pandemia van a hacer que el vehículo privado gane más espacio en la nueva movilidad pos-Covid-19, según los expertos.
Recientes encuestas de Ipsos o del Real Automóvil Club de España (Race) así lo ponen de manifiesto. La primera, realizada a finales de febrero entre 1.620 ciudadanos chinos, revela que el miedo al coronavirus ha hecho que el coche privado haya pasado del tercer al primer lugar como medio de transporte preferido en detrimento de autobuses y metro.
En el caso del Race, en su último informe sobre hábitos y uso del transporte durante el confinamiento -realizado del 16 al 19 de abril mediante 1.187 entrevistas a conductores- se destaca que el 20 % de los que iban al trabajo en transporte público planean empezar a usar su coche, al igual que el 25 % de los que iban andando.
LAS DOS RUEDAS GANARÁN EN PRESENCIA
Pero no todos apuestan por que el coche vaya a ser la opción mayoritaria. Para Ramón Ledesma, de la consultora Pons Seguridad Vial, en la nueva movilidad que llegará tras el confinamiento desempeñará un papel principal el vehículo de dos ruedas: ciclomotor, motocicleta, bicicleta y patinete.
Así lo vaticinaba en un encuentro organizado por la consultora sobre "Cómo será la vuelta al trabajo", en la que también participó la secretaria general de Tráfico (DGT), María Lidón, y la presidenta de la Asociación española de servicios de prevención laboral (Asepla), Concepción Martín.
Según Ledesma, hay estudios que apuntan a que el transporte público, debido a las medidas de distanciamiento social, solo va a tener capacidad para el 30 % de los usuarios que lo usan ahora, por lo que el 70 % restante va a tener que moverse de otra manera.
Para los tres expertos, el problema radica en que todos los coches "no van a caber" y el paso a la moto o la bicicleta podría entrañar un aumento de la siniestralidad entre sus usuarios que se debería atajar mediante la reestructuración del acceso a las grandes ciudades y la reordenación del espacio urbano.
Ello conllevaría, en su opinión, "calmar el tráfico" con la reducción de la velocidad a 30 km/h de forma genérica en la mayoría de las calles para que puedan convivir ciudadanos, vehículos de transporte y los de dos y cuatro ruedas.
IMPULSAR LA BICI EN MUNICIPIOS DE MÁS DE 5.000 HABITANTES
Por el momento, la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición ecológica y el reto demográfico, Teresa Ribera, ha pedido a los ayuntamientos que impulsen el uso de la bicicleta como medio de transporte, principalmente en municipios de más de 5.000 habitantes dentro de la desescalada de la COVID-19.
En la misiva que les ha enviado les recuerda que hay estudios que asocian un mayor impacto del coronavirus a la contaminación atmosférica, por lo que hay que evitar el uso masivo de automóviles particulares.
Ribera defiende en su plan la reserva del carril derecho en grandes arterias para la bicicleta, la limitación a 30 km/h en vías de un solo carril por sentido y el establecimiento de corredores en zonas periurbanas que comuniquen polígonos, municipios vecinos o campus universitarios.
EL TRANSPORTE PÚBLICO BAJO PRESIÓN
Entretanto, el ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, quiere diseñar, junto con las diferentes administraciones y sectores económicos, un sistema de transporte "seguro y coordinado" para la vuelta a la actividad, ya que a la vuelta de ésta estará sometido a "un gran nivel de estrés".
En la actual fase de alerta decretada por el coronavirus el sistema de transporte está muy restringido para evitar los contagios, ya que cerca de 30 millones de españoles siguen en casa a la espera de que el 4 de mayo se inicie la desescalada en cuatro fases (dos semanas mínimas por cada una) que ha fijado el Gobierno central.
En un borrador, el ministerio plantea, para reducir la hora punta, la reserva previa en determinadas franjas horarias para usar el metro o los cercanías, establecer un 50 % máximo de ocupación de plazas sentadas, un usuario por cada dos metros cuadrados si el desplazamiento se realiza de pie, retrasar la apertura del comercio o analizar horarios escolares y universitarios.
Javier Millán Jaro