A Elisabet, mi ahijada, le han cancelado el viaje a Francia que con su instituto tenía programado para los próximos días, por miedo al contagio del coronavirus. Entre resignada y rebelde, desde su adolescencia hace sinfinidad de preguntas. Respuestas para la resignación tiene a cientos de miles si hurga en Google: todos los grandes medios de comunicación inter y nacionales hablan solo de contagio y miedo; las respuestas para la rebeldía se las escribo aquí, porque no va a encontrar muchas más en la red y tampoco es fácil dialogar mientras se come con el telediario adoctrinando.
Le empiezo diciendo que estamos ante una nueva campaña de miedo promovida por empresas multinacionales de farmacia –que no de salud-, empresas que influyen en la Organización Mundial de la Salud (OMS), de donde salen las alarmas; y le digo después que son los gobiernos, primero, y los medios de comunicación, luego, quienes siguen dócilmente el guión del miedo. En este punto de gobiernos y medios de comunicación dóciles nos atascamos en la casquera y prometo explicarle despacito y por escrito lo que pienso:
¿Qué es el coronavirus? Pues los coronavirus, varios según la OMS, “son una extensa familia de virus, algunos de los cuales pueden ser causa de diversas enfermedades humanas, que van desde el resfriado común hasta el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo)”. Algo así, en vulgar, le explico a Elisabet cuando le digo que el coronavirus se parece a una cepa nueva de los virus que atacan cada año con versión modificada en lo que llamamos gripe.
Muertos en España por el coronavirus.- Cuando escribo dice la prensa que hay un segundo muerto en Vizcaya por esta enfermedad. Dice también que tenía 82 años, pero no informa de otras patologías consuntivas de su vida. Consecuencia práctica que deduzco: en días de ventolera como los de ahora, hija, más riesgo tienes de que te caiga una teja encima que de contagiarte.
Muertos en España por enfermedades afines.- Para paliar su miedo a este contagio que machaconean la tele y las otras empresas comunicadoras, le aporto a mi ahijada un par de datos: según el Instituto Nacional de Estadística, referido a 2018, fueron 153.687 las personas que murieron en España por enfermedades del sistema respiratorio y, ajustando más, 6.397 por enfermedades infecciosas varias.
Y le pregunto en voz alta: ¿qué tiene de extraordinaria esta infección vírica llamada coronavirus, que va por dos fallecidos en España -aún incluso presumiendo que nos van a angustiar muchos días más en el telediario con la necrológica, una a una, de las posibles víctimas siguientes atribuidas a la enfermedad-, comparada con los más de 150.000 españoles que “cascan” cada año por enfermedades respiratorias con patología similar, o los seis mil y pico de muertos que las estadísticas llaman “infecciones varias”?
Machaco luego la pregunta de antes: ¿y si el año pasado, o todos los años de antes, los telediarios nos dijeran cada día que unas 18 personas mueren por infecciones víricas parecidas?
Otras campañas de miedo similares.- Desde mi más edad le refiero a Elisabet lo que recuerdo de otras campañas de miedo similares, y en internet encuentro varias recientes que cito: Vacas locas en 2.000. Gripe aviar en 2.003, Gripe A en 2.009, Évola en 2.014, Zika en 2.015. Todas ellas se difundieron también mediáticamente como epidemias pandémicas. Hubo entonces, como ahora, más ruido que nueces.
Para valorar en su justa medida y desde la distancia el daño real que produjo a la salud de las personas cualquiera de esas anteriores enfermedades tan difundidas por las empresas de comunicación, te sugiero, hija, que pidas a tus profesores que investiguen y os cuenten en clase quien sacó provecho y cuanto –en millones- del negocio del miedo.
Y pregunta también –no te calles- por qué los gobiernos y los medios de comunicación, todos, siguen el guión del miedo.
El guión del miedo.- Las empresas de comunicación suelen informar –y aún a más, opinan- de manera divergente sobre noticias del día a día, pero en estos asuntos de infecciones y pandemias siempre siguen el mismo guión: alimentar el miedo. ¿Por qué no hay nadie en el sector que no alimente la propaganda del miedo y/o la rebata? Lo siento, hija, pero solo tengo una explicación: las empresas de comunicación se deben a su cuenta de resultados y por esta razón tan prosaica son sumisas al mayor poder de quienes les financian con publicidad o les puede hundir si se les enfrentaran.
Pregunta a tus profesores cual es el presupuesto de las grandes empresas multinacionales de farmacia –cítales, por ejemplo, Roche, Bayer o Pficer- y te dirán, si son ilustrados, que aquellas manejan más dinero que muchos gobiernos de países. Y si, además, encuentras un profe enrollado igual te cuenta que ha averiguado la cantidad millonaria con la que las farmacéuticas colaboran a la supervivencia de los periódicos y, de paso, claro, a la suya.
Añado al argumento una información que recuerdo, y aunque tal vez la transcriba imprecisa, me parece muy interesante para que la uses en clase: en junio de 1984 vino a España en “visita privada” quien fue antes Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger; entonces trabajaba para la multinacional farmacéutica, Merck Sharp and Dohme; no obstante lo de la visita privada fue recibido por el rey y por el presidente del gobierno, Felipe González. Para entonces el gobierno tenía planes de reducir los gastos que la Seguridad Social tenía en medicamentos, cambiando fármacos de marcas por genéricos. En 1984 la democracia en España era aún frágil y los EE. UU. no se habían comprometido demasiado en su apoyo. Pues bien, se entendió que Kissinger vino en realidad a advertir a España que no se le tocaran los “esos” al negocio farmacéutico, y si se hacía… Su órdago, creo, aún acompleja a nuestros sucesivos gobiernos.
Más cornadas da el hambre.- Permíteme, colega, que te ponga en situación: alrededor de 000 personas mueren al día de hambre, aunque nunca ningún telediario nos haga el relato angustioso de la noticia. Pregúntate por qué, e interroga a tus profes.
Hazles, cariño, la pregunta del millón: ¿alguien haría negocio publicitando la epidemia de hambre?
Joaquín Esteban Cava