Desde hace unos años el término transformación digital se ha hecho muy popular dentro del mundo empresarial. Dentro de este cambio hay importantes elementos como nuevas formas de trabajar (el teletrabajo es un buen ejemplo), el uso cada vez más habitual de un programa de gestión para una empresa e incluso el cambio en la cultura organizacional.
Pero no todos los cambios que vemos en una empresa implican transformación digital. Antes de conocer cómo ha afectado al entorno empresarial, conviene hacer una aclaración sobre este concepto.
Es un término muy amplio que abarca todas aquellas dinámicas que las organizaciones pueden adaptar usando las nuevas tecnologías. Destinadas todas ellas a la búsqueda de nuevas oportunidades en un mercado cada vez más competitivo.
Es transformación digital el uso de softwares en la nube, cambiar las reuniones presenciales por videoconferencias o usar herramientas digitales para la formación de empleados.
Pero este proceso debe ir más allá de la mera implantación de herramientas tecnológicas. Debe haber un cambio de mentalidad profunda en los directivos de la empresa. Puesto que ellos son los que van a liderar a su equipo hacia un entorno digitalizado al que se le puede sacar mucho provecho.
Big Data, la nube, la movilidad y los negocios sociales son los pilares básicos de la transformación digital. Lo que desde luego no lo es, es limitarse a renovar la web o la mera informatización de los procesos de la empresa.
A día de hoy supone una mejora en muchos ámbitos que son fundamentales para el buen funcionamiento de una organización empresarial.
Para empezar, impulsa la cultura de la innovación y eso da lugar al desarrollo de talento y a la atracción de ese talento que todavía no forma parte de la empresa pero que podría aportarle mucho valor. Con más tecnología la colaboración y la comunicación entre departamentos es mucho más fluida, lo que mejora el ambiente de trabajo a la vez que permite detectar antes posibles fallos.
La información llega mucho más rápido a todos los miembros de la plantilla, con independencia del puesto que ocupen y de su ubicación. Esto facilita la asimilación de la cultura empresarial y permite una mayor participación en la planificación estratégica y la toma de decisiones. Los empleados que están en puestos inferiores muchas veces pueden tener información valiosa pero que es complicado que llegue a las esferas superiores. La tecnología rompe esa barrera.
La transformación digital impacta dentro de la empresa, pero también en las relaciones de esta con el exterior. Elementos como el Big Data ayudan a dar un mejor servicio de atención al cliente. Ese análisis de los datos también ayuda a detectar posibles oportunidades en el mercado y mejora la capacidad de respuesta.
El proceso de transformación digital no es sencillo ni rápido, pero es necesario. De hecho, ya no puede verse como un reto a asumir de cara al futuro, sino que es un reto que las empresas deben afrontar ya si no quieren quedarse atrás.