Redacción/ EFE | Lunes 21 de enero de 2019
El año 2018 fue un año cálido y húmedo en la provincia de Cuenca desde el punto de vista climatológico, que tuvo un impacto positivo tanto en las cosechas agrícolas de la provincia como en la conservación de los pinares de la serranía.
Así lo ha puesto de manifiesto este lunes la delegada de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Castilla-La mancha, Paloma Castro Lobera, ha señalado que a diferencia de 2017 que fue un año seco y cálido, el año que ha finalizado fue cálido y húmedo, según los datos registrados en el Observatorio Meteorológico de Cuenca.
Este hecho, ha indicado, ha facilitado que en la provincia de Cuenca no se hayan tenido que hacer restricciones en el suministro de agua y también ha tenido consecuencias muy positivas en la Serranía, tanto en los pinares que se encuentran en cotas altas de terreno, como en los que se encuentran en cotas más bajas.
Positivo también ha sido este año húmedo en la ganadería y en las producciones agrícolas de la provincia, especialmente del girasol, pese a que en algunos lugares las tormentas causaron daños en este cultivo.
En 2018, en el Observatorio de Cuenca capital se registraron precipitaciones de lluvias de 628,4 litros/m2, que se sitúan por encima del valor normal para la serie a treinta años que se toma como referencia (1981-2010) y que es de 502 litros/m2.
La precipitación acumulada mensual ha estado por encima de los valores normales de la serie 1981-2010, salvo los meses de julio-agosto y noviembre-diciembre de 2018.
En el mes de julio, ha apuntado, no llovió en Cuenca, un dato que contrasta con el mes más húmedo que fue el de marzo, donde se recogió una precipitación acumulada de 156,8 litros/m2.
Por meses destacaron las precipitaciones de 89,8 litros/m2 en abril y los 74 litros/m2 en el mes de mayo.
Esta tendencia desaparece en los meses de verano de junio a agosto de 2018, para volver a cambiar en los meses de septiembre y octubre donde las precipitaciones vuelven a ser superiores a la precipitación media mensual sobre la normal.
En el caso de los meses de noviembre y diciembre, ha indicado la delegada de la Aemet, las precipitaciones volvieron a disminuir y fueron especialmente pobres en el mes de diciembre.
Castro ha señalado que durante 2018 se registraron precipitaciones importantes en puntos de la provincia de Cuenca como Cañizares, que en el mes de marzo, registró 219,9 litros/m2; o los 82,4 litros/m2 de precipitación mensual acumulada en San Clemente y los 78,2 litros/m2 cuadrado que se registraron en Tarancón al paso de las borrascas Emma, Félix y Giselle.
Las dos primeras dejaron también nevadas y Giselle el día 14 de marzo lluvias fuertes, precedidas de vientos fuertes.
Las nevadas en la Serranía de Cuenca se produjeron en cotas de 1000- 1200 metros.
Con estas precipitaciones, ha señalado, el agua embalsada en la provincia de Cuenca a finales de 2018 fue de 423 Hm3·, lo que supone un 37,30 % de su capacidad total, un valor que está por encima de la cantidad que acumulaban los embalses a finales de 2017, pero que eran inferiores a los que presentaban a finales de 2016.
En cuanto a la temperatura media anual en Cuenca en el año 2018 ha sido de 13,8ºC, lo que ha estado por encima de los 13,1ºC de temperatura media anual normal de la serie de Aemet, lo cual resulta que produce una anomalía positiva de 0,7ºC.
Este hecho ha llevado a la Aemet a considerar 2018 como un año cálido, en el que se ha producido una sucesión ininterrumpida de anomalías positivas de temperatura desde abril hasta el mes de diciembre.
Las más significativas se produjeron en los meses de septiembre y diciembre y fueron de 2,2ºC, mientras que en agosto también se registró una anomalía positiva de 2,1ºC.
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