Cuenca

María Santísima de la Esperanza estrena en su Función la “Saya de las Rosas”, bordada por el Taller de la Hermandad

Redacción | Jueves 13 de diciembre de 2018

La Venerable Hermandad de María Santísima de la Esperanza celebra el próximo domingo su Solemne Función religiosa del mes de diciembre, con motivo de la festividad de la Virgen de la Esperanza el próximo día 18, y será además un momento muy especial para los integrantes del Taller de Bordado “Virgen de la Esperanza” - que la Hermandad ponía en marcha en 2017 – pues la Virgen estrenará una saya bordada íntegramente en el taller y en la que los hermanos y hermanas han trabajado con amor y dedicación desde el mes de mayo.

Se trata de la pieza más grande – por tamaño y por complejidad – que ha salido hasta el momento del Taller de Bordado “Virgen de la Esperanza”, cuyos primeros resultados se pudieron ver ya en la Función de diciembre de 2017, en la que María Santísima de la Esperanza estrenaba una cinturilla bordada por los componentes del taller y diseñada por el hermano Adrián López, al igual que la Saya de las Rosas.

Simbología de la Saya de las Rosas

La Saya de las Rosas es una pieza “diseñada en ese estilo neobarroco, ya clásico dentro del mundo cofrade, que podemos definir como juanmanuelino, es decir, que sigue la línea estética creada por el gran bordador y diseñador sevillano Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1853-1930). Este estilo fue asumido, desarrollado y afianzado por los grandes talleres de bordado del siglo XX, como el que fundara el propio sobrino y seguidor de Juan Manuel, Guillermo Carrasquilla Rodríguez (1882-1956), y heredase José Guillermo Carrasquilla Perea (1922-2000), autor del diseño del manto de salida de María Santísima de la Esperanza, que sigue dicha estética. En este sentido, la saya quiere armonizar con la que es, sin lugar a dudas, la obra textil más importante y sobresaliente dentro del ajuar de la Santísima Virgen, y una de las piezas de bordado más valiosas de la Semana Santa de Cuenca” explican desde la Hermandad.

El diseño “está estructurado, de un modo muy clásico dentro del estilo juanmanuelino, en torno a un eje central dominante que marca las dos mitades simétricas del trazado y se construye a modo de grutesco. Este eje está flanqueado por dos corredores laterales por los que discurren sinuosos motivos vegetales que enmarcan la composición central. Como rasgo distintivo de la pieza, el motivo central está enormemente desarrollado, y forma un tondo o medallón central que le da a la pieza un acabado muy claro, elegante y equilibrado”.

La composición “tiene dos zonas bien diferenciadas. En primer lugar, la cenefa inferior formada por una moldura de piñones mixtilíneos y pequeñas cés que se encadenan para formar un falso volante. Sobre él, armonizando con su trazado, se dispone una guirnalda de paños anudados en lazadas, en cuyas caídas se muestran carnosas rosas enmarcadas por hojas. En segundo lugar, el motivo principal, que se desarrolla verticalmente sobre esa cenefa inferior, y está dibujado como una profusa trama ornamental en la que los motivos vegetales son claramente predominantes. En la parte baja vemos un nudo de hojas de acanto que abraza el tallo central y los tallos laterales, manteniéndolos unidos entre sí. Éstos últimos surgen hacia los dos lados de la saya, a partir de dos molduras de piñones mixtilíneas, de modo que los tallos y zarcillos, salpicados de hojas de acanto y numerosos caracolillos, se van enroscando en sinuosas curvas y van escalando hacia la parte superior de la pieza, donde se terminan en hojas de acanto extendidas, muy típicas dentro del estilo juanmanuelino”.

En el espacio que dejan los tallos laterales “se dispone el motivo central, con una clásica jarra de la que brotan rosas y nacen tallos que se enroscan hacia los laterales y terminan en dos hojas con lazadas. Por encima, surgen tres pequeños tallos rectos que dan origen a dos rosas a medio abrir y una más, la central, completamente abierta y desplegada. Este motivo central está armoniosamente enmarcado y reforzado por un dibujo de corte arquitectónico, compuesto por tres molduras de piñones mixtilíneas. Esta forma de remarcar la composición central le otorga a ésta mucha fuerza, y remarca su protagonismo absoluto, frente al carácter más bien secundario de los tallos laterales. De ahí que ese motivo principal parezca un gran tondo o medallón barroco, de perfiles quebrados, que surge de entre la hojarasca y la carnosa vegetación circundantes”.

Sin embargo, hay un motivo “que está presente en todas las partes del dibujo, constituyendo el auténtico hilo conductor de la composición: las rosas. Éstas aparecen en las lazadas de la cenefa inferior, rematando muchos de los zarcillos de los tallos laterales, saliendo de la jarra central y naciendo de ella. Las vemos en diferentes etapas de su floración, desde el inicio de la misma, cuando parecen apretadas bellotas, hasta el esplendor de la floración plena, cuando los pétalos se despliegan y muestran la belleza de la flor. De ahí que se haya decidido bautizar a esta pieza como la Saya de las rosas”.

La inclusión de esta flor “tiene una motivación iconográfica, que le da al diseño de esta saya un valor simbólico muy especial. Y es que la rosa es, desde la Edad Media, un destacado símbolo mariano repleto de significados y valores teológicos. Al considerársela como la reina de las flores, fue recurrentemente utilizada desde entonces para aludir a la Virgen María como Reina de los Cielos. En las Letanías Lauretanas, cuyo origen hay que situar también en el Medievo, una de los símbolos de María es la Rosa Mística. Y, de hecho, ya en el Cantar de los Cantares se usaba como metáfora del amor perfecto, que es el amor a Dios, y de los dones espirituales que éste otorga a quien se entrega decididamente a él; dones que son cómo la rosa, maravillosos y bellos frutos que surgen entre las espinas”.

Precisamente de este contraste entre la belleza de la flor y las espinas que la rodean “surge el uso simbólico de la rosa que nos resulta más interesante, por su estrecha relación con la advocación de María Santísima de la Esperanza. Se trata de la rosa como doble metáfora de la Encarnación y la Redención. Así, la flor que surge entre espinas es como Jesucristo, el bendito fruto del vientre de María, que nace perfecto entre el mal y el pecado. Que hace hermosa una planta que, sin esa flor, sería anodina y hostil. De la misma forma, de la penitencia y el sufrimiento del Señor durante su Pasión y Muerte surge, con la Resurrección, la Salvación, materializada en este caso en las rosas rojas, como gotas de Su divina sangre que florecen y se convierten en vida” concluyen desde la Hermandad. Sin duda, una pieza única para una talla única.

Sobre el Taller de Bordado “Virgen de la Esperanza”

El taller de bordado de la V. H. de María Santísima de la Esperanza nace “debido a la inquietud de varios hermanos y hermanas por aprender el oficio del bordado en oro e incrementar el patrimonio de la Hermandad” explican desde la misma. Con esta base, en septiembre del año 2017 “nace este taller, siendo 12 el número de componentes del mismo, número que aún hoy se mantiene”.

Tras un primer acercamiento a las técnicas del bordado, en diciembre de 2017 “la Virgen estrena para su Función anual la primera pieza confeccionada en el taller: una cinturilla bordada en la técnica de recorte, con flores de seda”. Posteriormente y “para el tradicional atavío de hebrea de Cuaresma”, el taller confeccionó “un fajín de estilo romántico con una mezcla de diversas telas y zonas bordadas”.

Tras la Semana Santa de 2018 y “dado el interés por seguir aprendiendo que manifestaban los integrantes del taller”, sus responsables se pusieron en contacto con Mateo López Crespo (http://bordadormateolopez.blogspot.com), bordador de La Carolina (Jaen), profesional “formado en talleres de Sevilla, quien aceptó la propuesta de formarnos y ayudarnos a avanzar en el aprendizaje”.

Así, “el perfeccionamiento en la técnica del recorte y la introducción en las técnicas de bordado en realce hizo posible que nos planteáramos la ejecución de la Saya de las Rosas que estrenará María Santísima de la Esperanza en su función de este domingo, diseñada por nuestro hermano Adrián López”.

El taller se puso manos a la obra y ha trabajado en el proyecto desde el pasado mes de mayo, “bordando la saya que estrenará en la función de este año en técnica mixta, combinando piezas de recorte, con técnicas de bordado en realce como el canutillo o la cartulina, todo ello en oro entrefino y tisús de oro de varios tipos para las piezas”.

Así mismo, la saya “combina piezas en color bordadas con seda para las rosas y el cáliz central. El resultado es una pieza bellísima, con un alto nivel de ejecución en las técnicas usadas para un taller que se encuentra en aprendizaje” destacan desde el mismo.

Actualmente, “el taller se esta introduciendo en los diversos puntos de bordado en oro como el cetillo, ladrillo, dado o puntita, y los resultados los veremos próximamente en nuevas piezas para el ajuar de la Virgen”.

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