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Cospedal cierra una vida política dedicada a "limpiar" el PP

Redacción/ EFE | Miércoles 07 de noviembre de 2018
María Dolores de Cospedal ha dejado hoy la política y cierra uno de los peores años de su vida, en el que ha perdido la batalla por la dirección del PP y se ha visto arrastrada por, precisamente, tratar de "limpiar" la imagen de corrupción en ese partido, desalojado del Gobierno por una moción de censura.

Un trabajo "ingrato y difícil" pero del que no se ha arrepentido "nunca", dice Cospedal en el comunicado en el que hoy ha anunciado que deja el escaño por la provincia de Toledo en el Congreso, en el que asegura que luchó como era su "deber" contra "los que traicionaron" a su partido.

Comunicado en el que también recalca su "absoluta tranquilidad de conciencia" porque su "obligación" como secretaria general era saber lo que estaba ocurriendo. Algo que procuró por todos los medios a su alcance, siempre "dentro de la ley", cuando empezaron a conocerse casos de corrupción en el PP.

Hace dos días ya había renunciado al cargo que ocupaba en el Comité Ejecutivo Nacional del PP y en septiembre pasado comunicó que no seguiría liderando el partido en Castilla-La Mancha, tras doce años al frente.

Unos años en los que consiguió no sólo unir al partido en la región, sino ganar el gobierno autonómico, con lo que puso fin a una larga hegemonía del PSOE.

Pero la difusión en las últimas semanas de grabaciones de conversaciones suyas con el excomisario Villarejo ha precipitado finalmente una retirada de la política que los suyos conocían desde que, en julio, perdió la carrera por la dirección del PP.

Apenas han transcurrido cuatro meses desde que la primera vuelta de las primarias para sustituir la dejó fuera de la carrera por suceder a Mariano Rajoy, desalojado del Gobierno por una moción de censura presentada por el PSOE, que aupó a Pedro Sánchez a la Moncloa.

Cospedal tuvo un relevante papel en el debate de la moción de censura ya que fue la que dio la cara ante la prensa para asegurar que Rajoy no iba a dimitir, en medio de los incesantes rumores que circulaban en el Congreso, alimentados por la ausencia en el hemiciclo durante toda la tarde del entonces presidente del Gobierno.

Tras verse apartado del Ejecutivo, Rajoy anunció su marcha y se abrió un proceso para elegir a su sustituto, con unas elecciones primarias entre los militantes del PP, en las que Cospedal compitió con la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ahora presidente nacional del partido, Pablo Casado, entre otros.

No era su intención inicial presentarse a esas primarias, según confesó la propia Cospedal, pero lo hizo cuando el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dejó "plantado" al partido y, contra todo pronóstico, optó por no dar el paso de concurrir.

Su candidatura fue toda una reivindicación: era ella la que había dado la cara por el PP y la que lo había defendido en sus momentos más duros. La que mejor lo conocía.

"Lo primero, el PP" fue su lema de campaña, un mensaje con el que quería demostrar la importancia que daba a su partido, en el que milita desde hace más de dos décadas y en el que lo ha sido todo, menos presidenta.

Fue secretaria general desde 2008, cuando, en el convulso congreso de Valencia que renovó el liderazgo del partido, Mariano Rajoy apostó por ella, y ha estado estos años sobre todo centrada en "limpiar" el Partido Popular.

Quienes la conocen la describen como trabajadora incansable, valiente y generosa, unas cualidades que, según dicen, ha tenido ocasión de ejercer al lado de Rajoy y como defensora de la historia y de los valores del PP.

Desde ese puesto tuvo que hacer frente a algunos de los momentos más duros para el PP, no sólo por los reproches a las duras medidas que tomaba el Gobierno para atajar la crisis, sino, sobre todo, por los casos de corrupción.

Luego vendrían las victorias de las municipales y autonómicas de 2011, que entre otros gobiernos dieron a Cospedal el de Castilla-La Mancha, y la mayoría absoluta en las generales de ese mismo año que llevó a Rajoy a la Moncloa.

No obstante, su paso por la Secretaría General tuvo una sombra permanente, la del extesorero del partido que ella apartó del cargo: Luis Bárcenas.

Y es que asumió el duro papel de dar la cara para defender al partido y al presidente del Gobierno, hasta el punto de enfrentarse en los tribunales con Bárcenas, que fue condenado por vulnerar su derecho al honor.

El caso Bárcenas dejó meses muy duros de desgaste para Cospedal, muy criticada por la oposición pero también cuestionada desde ciertos sectores del partido, mientras se hacía cada vez más evidente la distancia entre Génova y La Moncloa.

Cospedal (Madrid, 1965) es licenciada en Derecho y abogada del Estado desde 1991.

Entró en la administración en 1999, como secretaria general técnica del Ministerio de Trabajo y después fue subsecretaria de Administraciones Públicas; del Ministerio del Interior, con Ángel Acebes; consejera de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, presidenta de Castilla-La Mancha y ministra de Defensa.

Una experiencia de gestión que unió a su bagaje político, porque también fue senadora autonómica, diputada autonómica, diputada en el Congreso y vicepresidenta de FAES.

Su tenacidad y su ambición le permitieron escalar en una carrera que tuvo no pocos obstáculos y caídas. En 2015, pese a haber vencido las elecciones autonómicas, el pacto PSOE y Podemos le arrebató la presidencia de Castilla-La Mancha y el pasado mes de junio, tras la moción de censura del PSOE contra Rajoy, fue apartaba del Ministerio de Defensa.

Las dos mujeres llamadas a suceder a Rajoy, Cospedal y Sáenz de Santamaría, enemigas no declaradas, han acabado finalmente abandonando la política el mismo año que el que fuera su jefe.

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