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Mi abuelo me enseñó a mí a decir Viva Quiteria, la del Barrio de San Gil

Domingo 27 de mayo de 2018
El domingo de Santa Quiteria, conocido como Santa Quiterilla, es quizá junto al de la procesión, el más especial de la fiesta. Los quiterios se visten con las tradicionales vestimentas, las pañoletas, y sus más representativos instrumentos, las castañuelas. Todo ello junto a la melodía de la dulzaina y el tamboril hacen que se convierta en un espectáculo único y maravilloso. En este día, se hará representación de las danzas para las cuales los jóvenes danzantes del barrio llevan todo un año ensayando, el ‘paloteo’ y el ‘baile de las cintas’. Y también, la loa de las aldeanas. Es una representación impresionante y muy bonita de ver. La emoción de los danzantes se hace palpable en sus caras cuando terminan y todo, finalmente, ha salido bien. Abrazos, vivas, lágrimas de alegría y aplausos, muchos aplausos, inundan el parque de La Chopera. El esfuerzo ha merecido la pena, y el orgullo se hace latente en el ambiente.

Otra de las tradiciones que se realizan en este día, una vez finalizadas las danzas, es acudir casa por casa de los quiterios, los cuales ofrecen comida y bebida a todos los asistentes en un ambiente festivo y muy agradable. Son muchos los cánticos que los quiterios interpretan durante estos días, y en uno de ellos, la frase “cuando yo era chiquitito mi abuelo me enseñó a mí, a decir Viva Quiteria, la del Barrio de San Gil” es la muestra ferviente de que ser quiterio es algo que se lleva desde la cuna, desde que los abuelos te ponen en las andas de Santa Quiteria, y desde que escuchas por primera vez la gaitilla y el tamboril.

Entrada ya la noche, al igual que el sábado, se realiza un nuevo ‘galopeo’ y, posteriormente, el cielo de Huete vuelve a dibujar formas y colores con los fuegos artificiales, que darán paso, a la verbena y al comienzo de una nueva noche de fiesta.


Alberto Martínez Bonilla

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