El Cine Club Chaplin ofrece esta semana una de esas piezas exquisitas que de vez en cuando es posible encontrar en el entramado de la oferta cinematográfica. Loving Vincent es, desde luego, una película singular tanto en la técnica formal como en la originalidad de un planteamiento discursivo que gira en torno a la figura del artista Vincent Van Gogh, sin duda uno de los creadores más atractivos del último siglo, tanto por su inmensa obra como por la fuerza arrolladora de su personalidad. Pero lo que vamos a tener a la vista no es un documental al uso, antes al contrario, nos encontramos ante un planteamiento hasta ahora insólito.
De modo resumido podría decirse que esta es una película de animación pero mediante la aplicación de una técnica novedosa que aquí se ejercita por primera vez. Los directores, Dorota Kobiela y Hugh Welchman, han estructurado y organizado nada menos que 58.000 fotogramas pintados al óleo, que reproducen tanto obras del propio Van Gogh como otras inspiradas por él y que se engarzan en un relato que parte del contenido de las más de 600 cartas que se intercambiaron los hermanos Vincent y Theo, y en las que se explica el complejo mundo mental del artista y se intenta ofrecer una teoría sobre su muerte. Loving Vincent ganó el premio del cine europeo al mejor largometraje de animación; tiene una duración de 94 minutos y se proyectará este miércoles, día 16 de mayo, en la Sala Cinco de Multicines Odeón, en versión original subtitulada