Cuenca

La exquisitez del Renacimiento sobrecogió a San Pedro con la música de Alonso Lobo

Domingo 19 de noviembre de 2017
La noche del pasado sábado la música renacentista conquistó al público que ocupó hasta el último asiento de la Iglesia de San Pedro de Cuenca. La cita era con la música de Alonso Lobo, el compositor natural de Osuna que estableció su relación con la capital conquense cuando recibió el encargo de componer una misa para su catedral.

Hacia las siete de la tarde, el coro ultimaba su ensayo general. Minutos después, una a una se encendían las velas que repartidas por el altar y las columnas delanteras iluminarían de manera sobria e íntima el concierto que serviría de homenaje al compositor andaluz emulando el ambiente de un magno funeral, ya que fue Alonso Lobo el encargado de poner música a las exequias de Felipe II.

Se apagaron las luces y sigilosamente los más rezagados ocuparon los últimos asientos libres. Los intérpretes tomaban posiciones en ese momento y aparecía en escena Luis Carlos Ortíz, director del coro, que se dirigió al público para explicar brevemente en que consistiría el concierto que estaban apunto de presenciar. También tuvo unas palabras para el compositor e hizo alusión a la relevancia que tuvo en su época, siendo elogiado por otros creadores de la talla de Lope de Vega o Tomás Luis de Victoria. El silencio inundó la iglesia y el director miró a los ojos al coro. Un movimiento de su mano y la música comienzó a llenar cada rincón de San Pedro.

Una tras otra, el coro acompañado de tres músicos interpretó un verso instrumental de Lobo, cantos gregorianos y una obra de Victoria. A continuación sonaron piezas como antifonías e himnos gregorianos intercalados con más piezas de Alonso Lobo. Seguidamente se desgranaron más piezas de gregoriano y de Victoria para dar paso la última parte, casi en su totalidad con composiciones de Alonso Lobo; entre ellas, la misa “O Rex gloriae” y “Versa est in luctum”, una respetada obra de gran dificultad.

Sopranos, altos, tenores y bajos recorrían las partituras de Lobo acompañados de instrumentos de origen renacentista que fueron interpretados magistralmente por Carlos Arturo Guerra tocando el positivo, mientras que Jesús Jara tocó un serpentón y Ana Pazos Pintor un cornetto; estos últimos, instrumentos de viento únicos con siglos de historia.

Tras finalizar el concierto y después de un aplauso cerrado de más de un minuto por parte del público, el director decidió regalar a los asistentes una última pieza llamada “Vivo ego” que los intérpretes del coro, sabedores ya del éxito de su representación y con las luces recuperando su estado habitual, disfrutaron al máximo.

"Exequias para un Rey" forma parte del programa de actividades Otoño en las Hoces y que fue apoyado por el Consorcio Ciudad de Cuenca, ha supuesto el perfecto colofón a un año en el que el coro ha homenajeado al compositor en el IV centenario de su muerte. Sin duda ha sido un exquisito hito dentro de la agenda cultural conquense que deja claro el gran nivel interpretativo y la cuidada puesta en escena del Coro de Cámara Alonso Lobo.



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