La Sala de Exposiciones de la Escuela de Arte José María Cruz Novillo, de Cuenca acogerá hasta el 10 de septiembre la exposición La naturaleza de las cosas de Chema Madoz (Madrid, 1958).
Esta exposición ofrece una panorámica de la obra de Madoz, a través de las 40 obras que la compone, y permite descubrir los procesos mentales e intelectuales de donde surgen sus imágenes y aquellas fuentes que han inspirado la construcción de su lenguaje creativo.
En La Naturaleza de las cosas, Madoz explora combinaciones variadas, desplazamientos y metamorfosis a las que somete a los objetos para mostrar sus relaciones escondidas. Una exposición que pone de manifiesto el gran papel que la naturaleza juega en su obra.
Aunque el objeto es parte fundamental en la obra de Chema Madoz, la naturaleza también juega un papel fundamental en el corpus de su obra. Chema Madoz opera con la naturaleza de la misma manera en que lo hace con los objetos, buscando asociaciones, parentescos, combinaciones, yuxtaposiciones, encuentros fortuitos. Ajeno a las clasificaciones habituales, trastoca las reglas y deja vagar la imaginación. Desplegando su fantasía, funde los reinos animal, vegetal y mineral dando lugar a un reino propio en el que transforma hojas, ramas, maderas, plantas, flores, piedras ofreciendo las combinaciones más inesperadas.
A veces lo hace cambiando su función; una pareja de guindas simula los pesos de una balanza. Otras haciendo asociaciones insólitas, unas notas de la caligrafía japonesa se convierten en las ramas de un sauce llorón. Y en ocasiones, los objetos, al situarlos en un escenario distinto, se convierten en elementos de la naturaleza, un dedal hace las veces de una maceta o los tiestos el tronco de una palmera.
En los diversos procedimientos que utiliza Chema Madoz se emparenta con los surrealistas en esa búsqueda de nuevos significados, nuevos parentescos, nuevos caminos por donde dejar vagar la imaginación. Hay también en estos desplazamientos, metamorfosis, combinaciones o búsqueda de relaciones entre los objetos, una especie de ligereza que se asocia con la idea de juego. Chema Madoz lo entiende como la primera manera que tiene el niño de entender el mundo y relacionarse con él: “El juego es la manera más gratificante, lúdica y divertida de conocer el mundo. Jugando consigues llegar a soluciones simples, sencillas y muy accesibles”, explica el artista.
Sobre Chema Madoz
Chema Madoz nace en Madrid en 1958. Actualmente es uno de los fotógrafos contemporáneos más reconocidos e interesantes del panorama nacional.
Su trabajo desvela aspectos escondidos en los objetos de la vida cotidiana y proporciona una ventana para entender mejor el mundo. Ha sido galardonado, entre otros con el Premio Kodak (1991), Premio Nacional de Fotografía (2000), Premio PHotoESPAÑA (2000), Premio Bartolomé Ros (2010) y Premio “Overseas” Higasikawa, Japón (2000). Autor destacado en la Bienal de Houston (2000), ha expuesto en la Galería Moriarty, Madrid; Galería Joan Prats, Barcelona; Yossi Milo, Nueva York; Galería OMR, México; Lisa Sette Gallery, Arizona; Galería Esther Woerdehoff, París; Galería PDNB, Dallas; Galería 111, Lisboa y Galería Elvira González, Madrid, entre otros.
También en museos como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela; Museo de Bellas Artes, Buenos Aires; Kiasma Museum, Helsinki; Netherland Photomuseum, Rotterdam; Hermitage Museum, Kazan; Multimedia Art Museum, Moscú; Museo Nacional de Arte Contemporáneo, Santiago de Chile; Museum Für Angewandtekunst, Frankfurt; Museet for Fotokunst de Dinamarca. Encuentros de la Fotografía de Arles, Francia. Fundación Telefónica, Madrid, Fundación Joan Miró, Mallorca, Fundación La Pedrera, Barcelona y CCBB, Río de Janeiro.