Un total de cuarenta ilustraciones digitales realizadas en papel fotográfico conforman la exposición del artista ciudadrealeño Jaime López Molina titulada ‘Objetos imposibles’, que se ha instalado en el Museo de Obra Gráfica de San Clemente, dependiente de la Fundación Antonio Pérez (FAP) de la Diputación conquense, y que ha sido inaugurada este jueves por el diputado de Cultura, Francisco Javier Doménech, que ha estado acompañado del propio autor y la alcaldesa sanclementina, Marisol Herrera.
Doménech ha resaltado la imaginación y creatividad que derrocha el artista de Socuéllamos en cada una de sus obras, llamando la atención sobre sus similitudes con el ‘Objeto encontrado’ de la Fundación Antonio Pérez y, en especial, “con esa descontextualización de los objetos para convertirlos en obra de arte”.
Hasta el próximo 4 de junio permanecerá instalada esta muestra, cuyos “objetos imposibles” se pueden considerar, a juicio del propio artista, “un elogio a la estupidez viniendo de palabras de Erasmo de Rotterdam, fundamentados como crítica voraz a determinados vicios de la sociedad de masas y a su desmesurado consumo superfluo”. “Pero los objetos imposibles, -sin dejar en la cuneta el trasfondo de ese aparatoso artilugio social-, con su constitución hecha a base de fusiones escrupulosamente anatómicas, ofrecen escenarios que lo ordinario sería incapaz de detectar, con la cualidad de convertirlos en elementos inanimados albergando un mundo paradójico, un mundo que desde la ceguera son contemplados con extrañeza, escepticismo y rareza, que solo sería reconocidos desde una predisposición humorística sintiéndose cómodo en un marco de fantasía poética y surrealista”, añade López Molina.
Desde su punto de vista, “el comportamiento que supone descubrir ese mundo nos reactiva hacia un ejercicio recóndito, donde nos hace cuestionarnos la “normalidad” por el hecho de alterar la naturaleza, esa práctica de lo absurdo, lo inútil y hasta lo irreverente nos presenta frente a la carcajada como cortina que disimula una reflexión sobre las evidencias de los fundamentos de los objetos”.
Evocar a personajes como Man Ray, Duchamp, Picabia, Arman, Klein, César, … supone para el artista ciudadrealeño “un ejercicio ambiguo en torno a la idea de descontextualización del objeto cotidiano, ese desvío de la función con el empleo de ensamblajes visuales genera una predisposición al enfrentamiento con el objeto provocando enigmas con sentido crítico dirigidos a ciertos automatismos sociales, pero todo ello resuelto con una complicidad entre la sonrisa y la seducción”.
Y es que, en su opinión, la revelación de los objetos imposibles asociados a un espíritu vanguardista donde entran en juego la sugestión frente a la evidencia, generan espectáculos de magia constituyendo un universo particular, que fomentan la participación activa del espectador gracias a los juegos visuales que supone: -y parafraseando a Jacques Carelman-, “una limpieza de los ojos de la gente para se familiaricen con las cosas que nunca vemos”.